Hasta podría engañarte y creerías que es una obra de arte.
La calidad de los materiales con que está construido. La suavidad y precisión del mecanismo. El frío destello azulado que emite cuando la luz incide.
La ligereza su peso. La sensación de poder que se deriva de su posesión. Es un instrumento completo.
No es una obra de arte. Pertenece a la colección de instrumentos más deleznables creados por los seres humanos. Es un arma. Y concretamente un rifle Winchester 338 Magnum. Dicen que sirve para cazar piezas de caza mayor.
Pero parece ser que un vecino de Olot utilizó la semana pasada una de estas armas para cazar a cuatro seres humanos. Que no tuvieron ninguna oportunidad para defenderse y tratar de evitar su trágico destino.
Alguno podrá decir que el arma no importa. Que la maldad está en la persona que la utiliza. Cierto. Aunque la facilidad en obtener uno de estos instrumentos y la veneración que determinadas individuos les profesan, provocan enfermizas obsesiones que devienen en emergentes explosiones de maldad.
Por alrededor de 1.000 dólares, puede comprarse uno de estos rifles a través de Internet, siempre contando con tener el permiso adecuado. Parece no obstante que obtener este permiso y mantenerlo, a la luz de las características de los requisitos, exámenes y tests habilitados al efecto, no resulta excesivamente complicado.
Odio las armas.
La calidad de los materiales con que está construido. La suavidad y precisión del mecanismo. El frío destello azulado que emite cuando la luz incide.
La ligereza su peso. La sensación de poder que se deriva de su posesión. Es un instrumento completo.
No es una obra de arte. Pertenece a la colección de instrumentos más deleznables creados por los seres humanos. Es un arma. Y concretamente un rifle Winchester 338 Magnum. Dicen que sirve para cazar piezas de caza mayor.
Pero parece ser que un vecino de Olot utilizó la semana pasada una de estas armas para cazar a cuatro seres humanos. Que no tuvieron ninguna oportunidad para defenderse y tratar de evitar su trágico destino.
Alguno podrá decir que el arma no importa. Que la maldad está en la persona que la utiliza. Cierto. Aunque la facilidad en obtener uno de estos instrumentos y la veneración que determinadas individuos les profesan, provocan enfermizas obsesiones que devienen en emergentes explosiones de maldad.
Por alrededor de 1.000 dólares, puede comprarse uno de estos rifles a través de Internet, siempre contando con tener el permiso adecuado. Parece no obstante que obtener este permiso y mantenerlo, a la luz de las características de los requisitos, exámenes y tests habilitados al efecto, no resulta excesivamente complicado.
Odio las armas.
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