A - Hola Mario.
M - Hola Antonio, ¿que tal?
A - Mucha calor ¿no?
M - No me hables. Este es un año raro. Será el cambio climático.
A - Vamos, no me vengas con topicazos. Será que hace calor y ya está ¿no?
M - Bueno, bueno, yo sí creo que algo está cambiando y que el clima se ha vuelto un poco loco, ahora, si esto es o no influencia del hombre, pues ya no lo se. Aunque pienso que alguna influencia tendrá la actividad humana, industrial o doméstica en el recalentamiento del planeta.
A - Seguramente, pero lo que no es de recibo es la demagogia que utilizan unos y otros, usando el tema como arma política, en lugar de ponerse de acuerdo para afrontar de una manera seria el problema, dilucidar si se trata de una amenaza que la humanidad pueda conjurar y aplicarse de una manera coordinada a ello. Y teniendo en cuenta esto, creo que incluso para los escépticos sería mejor que los gobiernos se aplicasen a tomar medidas para paliar el problema aún en el caso de que después resultase que no hay tanto motivo para ello o que el control del cambio climático se escapa de las posibilidades humanas.
M - Como en casi todo hay que buscar el motivo económico que se esconde tras la utilización política. ¿Qué intereses hay detrás de las manifestaciones a favor o en contra? Lo jodido es que los ciudadanos somos meros espectadores de ese constante intercambio de reproches y acusaciones y poco más podemos hacer. Mira lo de las centrales nucleares, que si hay que cerrar Garoña, que si no hay motivo, que puede permanecer diez años más, que si Vd. dijo que la cerraría y Santa Rita Rita. A mi todo eso, amenizado por la frivolidad de quien gobierna o de quien se opone, me da un poco de miedo.
A - Es una papeleta difícil, teniendo en cuenta que el cierre de las centrales ha sido utilizado como promesa electoral. ¿Qué justificaría ahora el cambio de posicionamiento y que no se realizase el cierre prometido?
M - Vamos a ver, un compañero de trabajo me decía siempre que los experimentos hay que hacerlos con gaseosa, tratando de indicar que con las cosas fundamentales no hay que jugar. Y el suministro de energía es una cosa seria con la que no se debe de jugar, puesto que compromete no solamente el bienestar social del país, sino también su desarrollo. En general los políticos deberían exhibir prudencia y no jugar cartas maximalistas en sus campañas electorales. Si existen posibilidades alternativas suficientes y de garantía, pues se afronta el problema una vez consolidadas estas posibilidades, pero no antes con promesas que encajan bien en una parte del electorado, pero que pueden comprometer el futuro. A mi lo de las centrales nucleares no me hace demasiada gracia, pero los hospitales necesitan energía, las industrias necesitan energía, la educación y la investigación necesita energía. Y la sociedad demanda también energía para su ocio o para su bienestar: agua caliente, calefacción, ordenadores, etc... Son cosas a las que es difícil renunciar a estas alturas de la civilización, con sus avances tecnológicos. Lo que los gobiernos deben de hacer es tener instituciones que supervisen de una manera adecuada si la explotación de los medios se hace con las garantías suficientes, instituciones que no estén mediatizadas por las influencias que unos u otros puedan pretender.
A – Eso es difícil Mario, porqué quienes deberían de ejercer estas funciones serían seres humanos. Si fuesen máquinas seguramente podrían tratar las cuestiones objetivamente, pero es inevitable que los seres humanos sean influenciables o elijan en función de criterios que muchas veces escapan a esa objetividad necesaria. Mira solo lo que ha ocurrido con esa pretendida “empresa” que tenía en plantilla (es un decir) a un boliviano sin papeles, que perdió el brazo en un accidente laboral. ¿Tú crees que los cuerpos de inspección del trabajo no pueden detectar estos casos? ¿Tú crees que los sindicatos no podrían denunciar la existencia de estas situaciones? Lo saben perfectamente, pero unos y otros seguramente estarán empleados en temas “más importantes” en la esfera de las grandes empresas – que no digo que no haya de ocuparse de ellos - pero no podemos olvidar que el 80% del tejido industrial de este país se encuadra en la pequeña y mediana empresa…
M – Tienes razón Antonio. Pero el calor sigue. ¿Sabes que me ocurrió ayer?
A – No, cuenta, cuenta.
M – Como hacía este calor pegajoso, a media tarde salimos con Concha a ver si encontrábamos un soplo de aire que nos permitiese respirar un poco y paseando nos llegamos hasta la playa. Echamos a andar por el paseo, al lado de mar, pero no andamos mucho y pronto nos sentamos en unas rocas. Aunque el sol picaba bastante, una ligera brisa de levante nos producía una sensación más soportable. Ahí estábamos ensimismados, cuando una mujer de mediana edad apareció andando por el paseo y bajó a la arena, cerca de donde estábamos. Era una mujer vestida con una cierta elegancia, con aspecto de ejecutiva, un pelin entradita en carnes. Una larga cabellera morena de pelo rizado y grandes gafas de sol. Llevaba un bolso pequeño y un maletín de esos típicos para ordenador.
Lo primero que hizo cuando bajó a la arena fue descalzarse y se acercó hasta la orilla, donde estuvo un rato contemplando el mar. De pronto levanto los brazos hacia el cielo y estuvo un buen rato en esta posición. Luego retrocedió unos pasos y dejo en la arena el bolso, el maletín del ordenador…la chaqueta, la blusa, los pantalones, el sujetador y las bragas. Y así, como vino al mundo, regresó a la orilla y volvió a enfrentarse al mar, entrando poco a poco en el agua.
De nuevo extendió los brazos hacia el cielo y se estuvo así otro buen rato. De vez en cuando se inclinaba poniendo de relieve su trasero de notables proporciones y recogía agua con las manos, que se derramaba por encima, como si hiciese unas abluciones.
Concha y yo nos mirábamos, no porqué nos extrañase el ver a una mujer desnuda en una playa normal, sino por la extraña liturgia que parecía ejecutar. Finalmente se volvió y andando lentamente salió del agua, mirando con fijeza hacia adelante y con una sonrisa abstraída en la boca. Se acercó al montón de sus cosas encima de la arena y mojada como iba, sin secarse, se vistió. Atravesó la arena dignamente, reincorporándose al paseo cerca de donde estábamos sentados. Cocha me preguntó que qué me parecía y yo le respondí:
“Nada, esta es una comercial que hace días que no se lleva nada al bloc de pedidos y hoy seguro que ha vendido algo. Por eso estaba dando gracias a los hados marinos y, de alguna forma, ofreciendo un sacrificio”
Concha me miró con sorna y me dijo “¡Estás tu bueno!”
A – Oye Mario, mira que te pasan cosas raras. ¿Hace una caña?
M – Vale.
5 comentaris:
De comerciales te podria contar yo muchas cosas raras que hacen (y hacia yo hace algun tiempo, desde entrar con el pie derecho en una oficina, hasta poner velas a algun santo para cumplir objetivos.
Lo de las nucleares, es otro cantar, siempre hay intereses, unas veces escondidos otras claros y vanales como los politicos.Yo recuerdo cuando en Salamanca se comenzó la instalacion de la Fabrica de combustibles de Enusa en Juzbado,que mi padre me prohibió ir a las manifestaciones, pues no era bueno que vieran al hijo de un ingeniero de Industria manifestarse contra las nucleares...En fin siempre hay alguna razón para opinar.
Un abrazo
Fernando (Correcaminos)
Lo que hizo la ejecutiva fue cargarse de energía con ese baño premeditado, soñado en las antesalas de mil despachos contaminados por el implacable y traicionero aire acondicionado. En A Lanzada, cerca de O Grove las mujeres que desean tener hijos van y en la noche de luna, metidas en el agua, cuentan las nueve olas para despues recostarse en A Cama da Virxe junto a la ermita. Es la energía cósmica unida al misticismo heredado de ritos ancestrales. Nada que ver con la energía nuclear mucho mas débil por cierto que la de un buen baño en A Lanzada, nueve olas o siete contadas desde la segunda, en noche de luna llena. Dicen.
por cierto, echábamos de menos las parrafadas de tus dos amigos, no seas tacaño e invitales mas a menudo a unas cañitas y que te cuenten, eso tambien es energético.
En mis años mozos y universitarios fui, como no podía ser menos, un enérgico antinuclear. Parte de la culpa la tuvo aquella novieta - Cristine - que supiraba por un mundo limpio y un sexo abundante.
Hoy, con los años y los kilos, me he vuelto más reflexivo y permeable. De ninguna manera pienso que la energía nuclear es sana y limpia, como intentan colarnos. Pienso, como muchos, que tal vez sea inevitable.
Recomiendo leer el libro "La Venganza de Gaia" de James Lovelock. Este Lovelock es, como es bien conocido, uno de los mayores pensadores y científicos del mundo de la ecología. Sorprende constatar como este gran profesional ha ido equilibrando sus constantes del "gran ecologista" a manifestarse "partidario de la energía nuclear".
Si queremos continuar en una sociedad consumista y asentada en el bienestar, no nos quedará más remedio que aceptar algunos riesgos.
Saludos y buen verano.
El cambio de James Lovelock no te extrañe, por algo su invento el detector de captura de electrones tambien utiliza el 3H, tritio, elemento radiactivo aunque de baja emisión, para su funcionamiento por lo que ha de ser una herramienta muy controlada.
Lástima que no dedique su enorme sabiduría a culminar el invento a partir de este isótopo y logre con el deuterio obtener ese helio que nacerá algun día, bien tratado, de la union de agua de mar y agua dulce para convertirse en la tan deseada fuente de energía limpia y abundante.
Solo entrar en youtube y poner "el desastre de Chernobyl" y ver esos magnificos documentales, ya da miedo.
La alternativa a lo nuclear y a lo fósil sería menos consumo, pero ¿quien se atreve a defender eto?. Y, sobre todo ¿quien empieza primero?.
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