Hemos pasado unos días fuera. Uno de esos viajes que te tocan y has de hacerlo en una temporada fuera de lo habitual. Una estancia del Imserso, vaya.
Yo entiendo que básicamente hay dos maneras de enfocar el turismo:
Los viajes para conocer otras ciudades, otros países, otras culturas, viajes en los que no paras: museos, palacios, castillos, espectáculos, circuitos, curiosidades de la naturaleza, etc.
Las estancias para descansar: moverse poco, tranquilidad, gastronomía, sol...
Teóricamente este viaje que hemos hecho - a Ibiza - debería de haber pertenecido a la segunda clasificación. Pero ni la época ni la climatología nos han permitido tumbarnos mucho - ni nada - en la playa y antes de quedarnos encerrados en el hotel hemos decidido dar unas cuantas vueltas por la isla que, aun lloviendo, tiene rincones maravillosos.
Puesto que a pesar de ello disponíamos de bastante tiempo ocioso, me decidí a escribirles a mis nietas una especie de diario, contándoles las anécdotas o las observaciones que creía curiosas y dignas de comentario. No mucho la verdad: sitios visitados, comportamientos de la gente, experiencias gastronómicas, cosas curiosas, como por ejemplo el mercadillo Hippy de Punta Arabi.
Y se lo enviaba cada día por correo electrónico.
Transcurridos unos días desde nuestro regreso y reflexionando sobre esto, me ha sobrevenido de repente la sensación de haberme convertido en un "abuelo cebolleta".
Realmente, pensándolo bien, es difícil que unas jóvenes como mis nietas puedan sentirse interesadas por el tipo de comentarios que yo les transmitía. En primer lugar no se trataba de cuestiones impactantes, de aventuras arriesgadas o de hechos truculentos. Eran cuestiones hasta si me apuran banales. Lo único que quizás tenían de particular, era que estas apreciaciones las hacia inspiradas por mis propios puntos de vista.
Nada nuevo bajo el sol. Las generaciones mas jóvenes siempre han pensado de los mayores que son un poco "rollistas" y dados a explicar cuentos chinos, de escaso interés.
Y aunque se haga con medios mas avanzados y sofisticados, utilizando Internet, Facebook, Twiter o correos electrónicos, los rollos siempre son rollos. De ahí mi "feeling" de abuelo cebolleta.
Abuelo cebolleta: personaje de historietas para niños creadas por el gran Vazquez,: "La familia Cebolleta"
1 comentari:
No caerán en saco roto las historias que contamos los "abueletes". Para mi son un recuerdo muy emotivo las historias que de boca de mis abuelos. él mas hablador, ella mas retraída, escuché con mucha frecuencia en las largas noches de invierno, sin internet ni radio ni tv, en aquella casa de aldea donde me crié al pie del monte da "Cova da Serpe" o "Dos mouros", en Terras de Melide, al calor de la "lareira" y a la luz de un viejo candil de gas.
Aun hoy me gusta citar: "como decía mi abuelo"...
Y, si, me emociona.
Es una pena que esto se pierda. Que el recuerdo nuestras batallitas emocionen a los que nos siguen, al menos servirá. cuando esa memoria funcione, para que no nos hayamos ido del todo.
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