"Cuando sucedió el terremoto me hice la misma
pregunta que me he vuelto a hacer ahora: ¿Dónde está Dios cuando suceden las
catástrofes naturales?" Frase pronunciada por el arzobispo de Oviedo,
Jesús Sanz, en su reciente visita a Haití.
Esta pregunta se la han hecho muchas personas, cuando se han
encontrado frente a desgracias ocasionadas por fenómenos naturales o, peor
aún, cuando la maldad humana se explaya y bien sea por acción o por omisión da
lugar a la humillación, a las vejaciones, al maltrato y/o a la muerte de otros
seres humanos.
Según criterios teológicos y filosóficos tradicionales,
se identifica el nombre de Dios con un ser supremo y omnipotente. Generalmente
se le han atribuido calificativos como omnisciente, omnipresente, de bondad perfecta
y de existencia eterna y necesaria. Poner en tela de juicio estas atribuciones
fue materia de persecución por la Iglesia durante muchos años oscuros. Esos
años en que cada cual tenía la idea de que Dios estaba a su lado, enfrentado a
otros que también pensaban que Dios les apoyaba y en definitiva quienes
acababan recibiendo eran aquellos instrumentalizados por unos o por otros.
Si examinamos lo de bondad perfecta, la pregunta del
arzobispo de Oviedo cobra una singular importancia. No voy a entrar en las
apreciaciones que para tratar de explicar esta aparente contradicción se han
utilizado a través de los siglos por filósofos, o teólogos, sino
que voy a centrarme en una idea mía particular sobre el concepto de Dios,
aunque como soy consciente de que somos muchos, el que sea una idea particular
mía no presupone que nadie más que yo lo haya pensado:
¿Y si Dios no tuviese en todo o en parte estas
atribuciones magníficas que distintas Iglesias le reconocen? ¿Y si Dios fuese
un ente capaz de crear un Universo y mantener su existencia, pero no de influir
en el comportamiento de fenómenos naturales o de controlar las pasiones de los
seres que ha creado? ¿O tal vez es que desde la cúspide desde donde gestiona la
Creación, lo que suceda con las criaturas que ha creado, con capacidad o no de
sentimientos, no le llega, o no es una cuestión en la que deba de intervenir?
La idea de un ente generador de lo que conocemos desde nuestro reducido
mirador espacio temporal, parece compatible con las ideas científicas al
respecto, pero buscarle adornos cuya definición estaría más cercana a
comportamientos propios de seres humanos me parece que no es justificable.
Por eso, cuando me llega un interrogante como el del
Arzobispo de Oviedo, me reafirmo más en mi criterio de que ese Dios compasivo, que
ayuda a que los seres humanos sigan el camino recto, que les premia sus buenas
acciones y comportamientos, no existe.
Creo en ese Dios,
organizador del Cosmos, pero no muy concernido por lo que le ocurre a la humanidad. Y también creo en ese otro Dios, que esta dentro de cada cual
y que, ese sí, es capaz de sentir compasión o solidaridad, inspirar
comportamientos abnegados y ver las cosas con ecuanimidad y tolerancia.
O no. Pero en ese caso se le llama de otra manera.
Foto Reuters
1 comentari:
A mi que el sr. arzobispop se pregunte donde está Dioscuando ocurren estos eventos, me parece una pregunta retórica, una por que seguramente tampoco cree demasiado en su existencia y otra por que aprovecha, por si las moscas, y lanza una velada acusación a su Director General de no dar la cara y evitar las desgracias a los hombres.
Sin embargo, si de paliar daños materiales se trata, yo le preguntaría al sr.arzobispo donde está la Iglesia Católica y por que no pone a disposición de los que sufren sus numerosas riquezas. Me temo que la respuesta es la misma. O SEA NINGUNA.
Si creyera en la existencia de ese ser al que interroga, este arzobispo y todos sus colegas cumplirían un antiguo encargo del Vicedirector, Hijo del Jefe que estará que TRINA (nunca mejor dicho) viendo como estos encargaos le chafan todo el esfuerzo.
Pero por mi parte ahi queda tambien la acusación al reverendo Jesús Sanz.
Pero a diferencia del arzobispo preguntón no está mal la reflexión que tu haces dispensando a ese Dios Creador de la tarea y responsabilidad de actuar en todo momento y de dirigir en tiempo real el destino de todos y cada uno de los elementos de la Creación.
Si existe ese Ser superior seguramente estará a otra cosa o acomodado en ese sexto día en el que cansado del curro y viendo que todo funcionaba mas o menos, inventó la siesta.
No me hagas mucho caso pero segun parece, desde el instante en que puso esto en marcha dejó hacer su trabajo a todas las fuerzas conocidas y las que aún desconocemos y ahí están ellas, inexorables, encadenando sucesos en todas las dimensiones de forma interminable y misteriosamente acompasada.
Esa es la grandeza de la Obra seguramente.
La de los arzobispos está por ver.
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