Esta palabra produce rechazo. Se asocia con los residuos, con lo que se tira, con el mal olor. Bueno si lo queréis ver en más positivo, se puede asociar con reciclaje, con reutilización, con fuentes de energía, la combustión de la basura puede producir calefacción o incluso luz.
Una de las peores caras de la basura sin embargo es la que la asocia a pobreza. Son impactantes las fotografías de niños rebuscando en los inmensos vertederos de algunos países americanos, o del continente asiático. O la triste imagen que se me queda en la retina, cuando yo personalmente veo a adultos hurgando en los contenedores, en busca de algo para comer.
Una de las peores caras de la basura sin embargo es la que la asocia a pobreza. Son impactantes las fotografías de niños rebuscando en los inmensos vertederos de algunos países americanos, o del continente asiático. O la triste imagen que se me queda en la retina, cuando yo personalmente veo a adultos hurgando en los contenedores, en busca de algo para comer.
Pero
lo que aún no había visto (yo) era la transformación de la basura en arte. No
es que no supiese de ello, sino que aún no me había encontrado ante los
resultados de este tipo de reciclaje, como me ocurrió días atrás en la sala de
exposiciones del CCCB, Festival Internacional de Reciclatge Artistic.
Cuando uno pasa al lado de lo que se ve al inicio, no se imagina que de allí pueda salir esto:
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