11 de febrer 2007

El marketing nuestro de cada día

Scusi! Scusi!, signora….

La mujer miró con desconfianza al joven que avanzaba hacia ella desde el otro vector de un ángulo que les llevaría irremediablemente a encontrarse en su vértice unos metros más allá, si alguno de los dos no se desviaba.

Ella asió aprensivamente con más fuerza el bolso que sujetaba entre sus manos. ¿Qué querrá este, pensó? Seguro que quiere hacerme una encuesta. O venderme algo. O pedir para una ONG. ¿Y si es un timador y quiere proponerme algún negocio raro? Pues lo tiene claro.

La señora era una dama de mediana edad, enjuta y bajita, con el pelo negro, muy negro. Lucia un vestido verde oscuro cuya falda le llegaba a media pantorrilla, con un cinturón de la misma tela, bien pasado de moda y como complemento, alrededor de su cuello se asentaba una cadena de la que pendía un sencillo crucifijo de oro. El aspecto era llamativamente monjil.

Llevaba viviendo en Torre Annunziata toda su vida y como no le gustaba viajar, apenas conocía otros lugares que la cercana Nápoles. En una ocasión, cuando la vida aún la estremecía con algunas ilusiones, viajó a Roma para visitar el Vaticano, cuya impresionante arquitectura y fervorosa atmósfera le sobrecogieron durante largo tiempo.

El joven, de unos treinta años, bien parecido, rubio, pero con un pelo frágil que anunciaba futuros problemas alopécicos, iba vestido con un traje ligero de color gris claro y llevaba una camisa también gris, de una tonalidad más oscura que la del traje, luciendo anudada al cuello una corbata que se veía cuidadosamente elegida a juego. Con su mano derecha sostenía una carpeta plastificada de cremallera, que iba abriendo a tirones mientras se acercaba a la señora.

Scusi signora, he visto que ha salido Vd. de la Iglesia y me da la impresión que Vd. suele asistir a las Misas vespertinas, porqué no es la primera vez que la veo. Sin embargo, debo decirle que ahora hacia tiempo que no la veía por aquí.

Sorprendida la mujer le pregunto ¿Y Vd. quien es si puede saberse?

¡Ah señora!, disculpe por no haberme identificado, soy adjunto al párroco de la Iglesia y le ayudo en las tareas de promoción religiosa.

A la mujer aquello le sonó raro. Miró hacia atrás la brillante fachada gris y amarilla de la Parrochia de la SS Trinita iluminada en parte por los tardíos rayos del sol y que contrastaba soberbia contra el cielo gris de aquella tarde que más lejos daba cobijo a la sombra del Vesubio, con su sempiterno penacho.

¿Y que desea de mi?

Verá señora nosotros valoramos las nuevas formas de fidelización para los feligreses. La Iglesia católica está haciendo un enorme esfuerzo para aplicar cada día con más intensidad las nuevas técnicas, consciente de que es lo que la gente pide. Solo hay que ver que tipo de acciones tienen un reflejo constante en nuestra sociedad, cómo integra nuestra sociedad aquellas iniciativas novedosas que hacen que las personas se sientan correspondidas e incentivadas.

La mujer le miró poniendo la típica expresión de quien no entiende nada de lo que le están diciendo, lo que seguramente le ocurría a ella. Mire – intento tímidamente – es que me está esperando mi sobrina para dejarme a su hija, ya que ella tiene un problema y yo me he de quedar a la ragazzina mientras ella va a una visita y yo ya estoy llegando tarde.

Pero nada, el joven había puesto la directa y seguía impertérrito:

Ya se, ya se que Vd. tiene sus compromisos, pero signora, debe Vd. realizar el sublime sacrificio de su tiempo para asistir a la Sagrada Comunión. Juntos hemos de conseguir los objetivos que la Madre Iglesia nos propone. El ratio de frecuencia en la asistencia a Misa durante el último ejercicio en nuestra Iglesia descendió en un 10,2 %. ¿Y ello que supone? Pues que la Santa Sede deplora esta falta de integración de los feligreses con sus objetivos ecuménicos y sitúa a nuestra querida Iglesia en un lugar escandalosamente bajo en el ranking.

Fíjese que nos han superado en asistencia a Misa incluso los feligreses de Amalfi, aquí cerca, ese lugarejo de la costa, cobijo de turistas despendolados y demás gente de raro vivir. Hay que rectificar, hay que rectificar y conseguir nuevamente las cotas de piedad a que estaban acostumbrados nuestros ciudadanos y para ello la Iglesia no duda en emplear los métodos más novedosos, con la seguridad de que ello nos ha de permitir recuperar y superar claramente hitos históricos anteriores.

Con gesto teatral el joven sacó finalmente de su carpeta un folleto profusamente iluminado con fotografías espectaculares de la Iglesia, complementadas con vistas escogidas de la ciudad y sus alrededores, incluyendo Pompeya y Herculano y hasta alguna de la cercana e idílica Capri.

¡Aquí está! exclamó triunfalmente. La fidelización de nuestros feligreses a través de este instrumento, en el más puro estilo de marketing relacional cuyas bondades han sido ampliamente explicitadas por las grandes escuelas de negocios, ha de llevarnos a obtener una mayor cuota de mercado de la feligresía en Torre Annunziata, acorde con las posibilidades y potencial de nuestra parroquia. Aquí tiene y su funcionamiento es extremadamente sencillo:

Cada vez que Vd. asista a Misa, al finalizar el sacristán le hará entrega de un ticket que
Vd. deberá pegar en cada una de las casillas que ve en el interior del folleto. Observe que hay 30 casillas, lo que supone una asistencia diaria, pudiendo elegir a su comodidad el horario para la asistencia, si bien, en el caso de que asista a maitines, el sacristán le hará entrega de dos tickets en lugar de uno.

Una vez completadas las casillas, Vd. deberá llamar al teléfono que figura al dorso del folleto, o contactar con la Parrochia a través de su página web, cuyo site también figura en el folleto.

La señora había cogido el folleto y lo examinaba con curiosidad, sujetando el bolso al cuerpo con su brazo derecho. ¿Y que dice que puedo obtener una vez cumplimentado al folleto?

¡Ah! Señora, aquí esta lo verdaderamente magnífico de este novedoso sistema. Si Vd. consigue cubrir todas las casillas del folleto mensual con sus correspondientes tickets, podrá conseguir importantes obsequios. Aquí tiene la relación. Naturalmente hay que hacer una aportación en forma de donativo, distinto según lo que desee Vd. llevarse a su casa para disfrutarlo en exclusiva para Vd. sola.

Con el folleto totalmente cubierto y un donativo de 10 Euros Vd. podrá obtener este magnífico crucifijo con peana de mármol que ve en la fotografía. Este crucifijo es muy adecuado para instalar en cualquier cómoda que Vd. tenga en casa, lo cual además de proporcionarle en todo momento la oportunidad de efectuar sus rezos sin necesidad de desplazarse, realzará artísticamente el mueble donde Vd. lo instale.

Otra gran oportunidad, mediante un donativo un poco mayor - 30 Euros y el folleto - podrá obtener una reproducción fidedigna del relicario donde se guardan fragmentos de hueso de nuestro Santo Patron. ¡Ah! Y en el supuesto de que no pudiese acudir a la Misa en algún determinado día, como consecuencia de estar de viaje, podrá solicitar del sacristán de la Iglesia a la que asista en su lugar de destino que le selle el folleto en las casillas oportunas, aplicando esta solución provisoria como máximo en tres ocasiones. Como ve, no puede haber mayores facilidades.

La signora miraba extasiada el folleto, soñando quizás con los valiosos objetos que podría conseguir con este práctico sistema. Fijó su mirada en el joven y finalmente guardó el folleto en su bolso, manifestándole: A partir de mañana no dejará de verme Vd. ni un solo día en la Iglesia.

El joven la vio alejarse apresuradamente, mientras que él sacaba su PDA de la carpeta. En el instrumento, enlazado constantemente vía correo electrónico con el servidor de la Parrochia, anotó el nombre y demás datos de la señora a quien había convencido, satisfecho de haber completado sus estudios en el seminario, con un master en business administration realizado en el Chicago Institute.

2 comentaris:

Anònim ha dit...

Me atraen mas las sartenes que regalan en el carrefour de "Graná" cuando terminas de pegar los sellos.

Anònim ha dit...

JAJJajjajajjjaaajjjjajajjj.

Només falta el viatge per sorteig al final de la promoció i de pas una bula papal.

Albert