05 de desembre 2006

EL REGALO

Me he cruzado con él esta mañana muy temprano, cuando iba hacia la oficina. Normalmente no me hubiera fijado, puesto que a esas horas… Pero venia de frente y era inevitable que le viese.

Se trataba de un hombre de mediana edad, con aspecto de trabajador manual. Llevaba una camisa a cuadros y una cazadora algo deslucida. En fin, su aspecto era algo descuidado.

Sus cabellos parcialmente canos enmarcaban una frente en la que destacaban dos gruesas venas marcadas en las sienes.

Pero lo que más llamaba la atención era la sonrisa. Esa sonrisa era la de una persona que se recrea pensando en algo que podría acontecer en lo inmediato. Era la sonrisa de un niño que esconde detrás de la espalda el cenicero que ha hecho en el colegio con pinzas de madera para la ropa y que le va a regalar a su progenitor en el día del padre.

Entre las manos, sujetándola con sumo cuidado, llevaba una caja envuelta en papel de regalo color rojo y atada con un lazo del mismo color. Era evidente que se estaba recreando anticipadamente de la escena que presentía que iba a vivir, entregando aquel regalo a su destinatario o destinataria.

Por un momento traté de imaginar quien sería el destinatario de aquel regalo. ¿Sería un niño o una niña, quizás suyos? ¿Sería una mujer, su esposa posiblemente?

De todas maneras me pareció raro que a aquellas horas mañaneras circulase aquel hombre con aquel arrobo en la expresión si es que el o la destinataria del regalo era alguien de su entorno familiar. A lo mejor se trataba de un hombre separado que acudía por la mañana a ver a un hijo o hija en el día de su santo o cumpleaños y no podía resistir la espera para entregar el regalo y ver la expresión de felicidad de quien lo recibiría.

¿Y si fuese un regalo dedicado a un compañero de trabajo? ¿O tal vez a una amante a quien pensaba sorprender cuando saliese de casa, una vez alejada del marido?

Tantas suposiciones me crearon una gran curiosidad y decidí seguirle discretamente para tratar de averiguar que ocurría con aquel regalo. Dejé que se adelantase una veintena de metros por delante de mí y eché a andar, intentando aparentar un aire despreocupado, como si siguiera el itinerario que me convenía, cuando en realidad iba en el sentido absolutamente contrario.

El hombre se paró un momento en el paso de cebra de la Avenida de Roma y yo me detuve ante el escaparate de una agencia de viaje, simulando que examinaba atentamente los reclamos publicitarios para el largo puente que se avecinaba. Países exóticos, Caribe, Canarias, Andorra…Busqué instintivamente los anuncios de viajes al Japón.

Hace tiempo que tengo ganas de visitar el Japón. Contribuyen a ello los libros de autores japoneses que últimamente me ha dado por leer: Murasaki, Kawabata, Murakami, Yoshimoto…escritores que me han proporcionado una imagen idealizada que quizás no se corresponde con la realidad. Seguramente también han influido las crónicas que lacelia escribe en su blog “japanizeme”, tan cuotidianas y que son a la vez como una ventana donde asomarse a un mundo que me parece tan distinto del nuestro.

Salí de mi ensimismamiento y mire al paso de cebra, dándome cuenta de que el hombre del regalo había desaparecido. Por un momento pensé en desistir de mi persecución, pero, pudo más mi curiosidad y anduve hasta la esquina, atisbando a derecha y a izquierda, a ver si lo localizaba. Nada. Lo había perdido. ¡Qué lastima!

Sin embargo, al arrancar un autobús que estaba detenido en una parada al otro lado de la Avenida, le vi de nuevo, andando entre la gente que caminaba por aquella acera. Apreté el paso para recuperar el terreno perdido y le seguí nuevamente a distancia, hasta que llegó a la esquina con la calle Entenza, que tomó girando hacia la izquierda.

Allí se me antojó que aquel seguimiento no parecía tener mucho sentido. ¿Y si al final entraba en un portal o en un local, desapareciendo de mi vista? No habría conseguido satisfacer mi curiosidad y habría perdido irremisiblemente el tiempo. Pero nuevamente pudo más en mí el afán pesquisidor y continué. No en vano de niño un familiar me llamaba Tribulete, el reportero del “Chafardero Indomable”.

El hombre siguió su camino y aunque desde mi posición no podía verle la cara, adivinaba que aquella sonrisa que tanto me había llamado la atención, seguía pintada en sus facciones.

Cambié de acera, puesto que íbamos a pasar por delante de la cárcel Modelo y en aquel lugar, de haber mirado aquel hombre hacia atrás hubiera quedado yo en evidencia, dada la escasa circulación peatonal que había en la zona.

No obstante, lo que si había era una cola de personas al lado de la puerta de la cárcel, que supuse serían las que acudirían a visitar a los presos allí retenidos. El hombre siguió avanzando y cuando estaba a punto de rebasar dicha cola, dio media vuelta y se incorporó a ella.

Resguardado desde un portal me quedé mirando la escena con un sentimiento confuso y sorprendido. Y la sonrisa continuaba asomada a la cara de aquel hombre.

20 de novembre 2006

VIURE...O NO.

Son 17 Euros….

La caixera m’allargà el tiquet i jo vaig treure la cartera per pagar. Aleshores en aixecar la vista vaig veure la Dolors. Feia temps que no els veia a ella i al seu marit, malgrat que tenim apartaments ben a prop l’un del altre, a la platja.

Vaig buscar a l’Enric amb la mirada, tot pensant que estaria buscant alguna cosa per els prestatges del super i no el vaig veure. Be - vaig pensar – la Dolors haurà baixat a comprar tota sola.

Tot cridant-la m’hi vaig acostar, assenyalant-li a la meva dona – Mira qui hi ha allí!

Hola Dolors, quant de temps! – De primer va mirar com si no ens reconegués, però de seguida un somriure l’il·lumina la cara: Jordi! Es veritat, quant de temps!

Amb la Dolors i el seu marit, junt amb altres companys, havíem compartit temps de política i esperances. Vam treballar per el nostre país en el nostre àmbit i malgrat que l’evolució ens ha tornat mes be escèptics, sempre que ens hem trobat, hem acabat parlant d’aquells temps i del que ha esdevingut tot.

I l’Enric? No es aquí amb tu?. – Un núvol li emboirà els ulls - l’Enric... l’Enric fa tres anys que va morir. Un càncer se’l va endur en vuit mesos.

Tot d’un cop, l’escenari que ens envoltava em va semblar irreal, com si s’hagués obert una porta a un altre dimensió. Em va venir a la memòria la cara de l’amic, sempre rialler, amb la pipa penjant de la boca. La seva conversa trufada d’humor i ironia...

La meva dona i jo ens vam mirar, sense saber ben be que dir i la conversa es tornà tòpica. Ens vam acomiadar:

A veure si ens veiem mes sovint...ah, dons jo pujo freqüentment, com a poc una vegada el mes...oh, i tant que ens veurem, mira aquests son el nostres números de telèfon...

En la resta del dia em va venir un pensament recurrent. Si creiem durant molt de temps que una persona que va morir es encara viva, l’hem fet viure mes?

04 de novembre 2006

UTOPIAS VARIAS


Hace más de un mes desde la última vez que publiqué algo en mi blog. Desde entonces han ocurrido muchas cosas, entre ellas las elecciones al Parlament de Catalunya.

El panorama a la vista del resultado de las elecciones resulta complicado. Los analistas políticos se devanan los sesos para encontrar la originalidad en sus sesudas reflexiones que les permita adivinar que es lo que va a ocurrir. Pactos, pactos, pactos…

Y mientras tanto la ciudadanía asiste perpleja a este espectáculo, preguntándose hasta cuando los políticos van a dedicarse a sus estrategias para conseguir situarse en el poder y mantenerse en él, más que a resolver los problemas de la sociedad. Para muestra de ello basta con leer las cartas dirigidas a los periódicos por sus lectores, tratando de discernir naturalmente cuales son objetivas y cuales son las que expresan una determinada forma de ver el problema con afán partidista.

CIU intenta recuperar el gobierno de la Generalitat, que pese a haber ganado en las elecciones, está claro que no alcanzará si se reedita el tripartito. Mas parece que quiere reconstruir puentes, pero lo tiene difícil después de haber utilizado estrategias de campaña agresivas, que si bien la habrán servido para reforzar su voto nacionalista, le han granjeado severas enemistades.

PSC ha perdido posiciones y ellos mismos reconocen que las vicisitudes del famoso tripartito les han perjudicado, aparte de que su candidato, Montilla, no parece haber alcanzado el grado de notoriedad suficiente. Pero aún así parece que prefieren correr el riesgo de renovar un tripartito en según que condiciones, antes que pactar con CIU.

ERC por lo menos han sido sinceros y reconocen que no han obtenido los resultados que esperaban, pero al mismo tiempo se regocijan pensando que siguen siendo clave para gobernar, bien sea con PSC, o bien con CIU. Y se dejarán querer. De momento ya han planteado sus exigencias al PSC para formar parte del Govern, una de ellas que Carod sea de nuevo Conseller en Cap, cargo del que se le expulsó en la anterior legislatura. De hecho ERC en pleno fue apartada del Govern por su rechazo al Estatut de Catalunya. ¿Estarán ahora dispuestos a aceptarlo? ¿O quizás el PSC estará ahora dispuesto a pasarlo por alto?

ICV ha mejorado sus resultados y es optimista respecto de su participación en el Govern. Inmediatamente después de conocer los resultados de las elecciones, su líder, Saura empezó a frotarse las manos, pero a medida que pasa el tiempo, se le va congelando la sonrisa y es que el peso de sus 12 Diputados puede ser al fin y al cabo muy relativo.

PP ha resistido. Piqué se puede dar con un canto en los dientes, porqué las expectativas eran mucho peores, pero su peso no basta para decantar la balanza. Aparte de que en Catalunya resultan difíciles de aceptar las agresiones de los Zaplana, Acebes, etc. políticos que utilizan el enfrentamiento con Catalunya para tratar de sacar rentabilidades políticas en otros frentes. Quizás no han entendido todavía que atacando a los partidos catalanes por defender Catalunya, atacan a la base identitaria catalana y por tanto estos ataques se visualizan como una ofensa hacia todo lo catalán. Incluso gente de derechas que podría votar al PP en Catalunya y que lo han votado en el pasado, lo percibe así. Hasta Rajoy lo ha comprendido finalmente y junto con Arenas está tratando de desmarcarse de los citados Zaplana y Acebes.

Y Ciutadans aparece. Como en uno de los mejores escenarios de Boadella, ¡zas!, ahí tenemos un partido que pretende ser objetivo y seguramente muchos de sus postulados podrían ser compartidos por bastantes votantes en Catalunya, pero su estilo, me temo que su estilo, de seguir así, no encajará. Boadella, mostrando el papel de periódico que va a utilizar mientras entra en el baño, hará gracia como espectá-culo, pero de espectáculos me parece que la ciudadanía ya está un poco cansada.

Me da la impresión que la ciudadanía lo que quiere es a unos políticos que sepan gestionar el gobierno, renunciando si es necesario a las presuntas grandes ideas políticas y no buscando constantemente el enfrentamiento del tipo prensa rosa. Naturalmente que hay diferencias entre los distintos sistemas sociales, económicos o asistenciales que defienden los distintos partidos, pero en la actualidad la distancia no es tan grande.

Un sistema liberal que sepa actuar en contra de la corrupción, que sepa construir un marco donde los ciudadanos tengan opciones para desarrollarse y vivir sin la presencia de un estado omnipresente, que tenga capacidad para la redistribución de la riqueza y que sepa llevar adelante políticas sociales que favorezcan a los ciudadanos y además que todo ello lo haga sin estar buscando constantemente la rentabilidad en el voto de los ciudadanos, estaría muy próximo a un sistema de izquierdas, enmarcado en una economía de mercado, que fuera capaz de crear un escenario suficiente para el desenvolvimiento de las empresas, creadoras en definitiva de riqueza, sometidas sin embargo a un efectivo control para evitar abusos de empleadores sin escrúpulos o de contabilidades creativas.

¿Parece una contradicción? Puede ser, pero parece ser que no soy el único que piensa así. El propio Carod, líder de un partido que se autodenomina de izquierdas, preconiza una política no intervencionista por parte del estado, lo que parece un sistema más bien liberal.

También hay que saber vivir el presente y vislumbrar el futuro. En esta última semana han surgido voces clamando que nos estamos cargando el planeta. Que los recursos, como por ejemplo los peces, no son ilimitados. Que si no sabemos racionalizar el uso de la energía o del agua tendremos dificultades antes de lo que pensamos.

Por eso es más importante renunciar a las ideologías basadas en lo que ocurrió hace mil años y construir hacia el futuro. Para ello no andamos sobrados de talento y creo que la posibilidad de vencer estas dificultades futuras aconseja no renunciar a las aportaciones que una visión objetiva puede facilitar, venga de izquierdas, de derechas, de musulmanes, de cristianos, sean de la raza que sea…siempre y cuando estas aportaciones no estén presididas por la defensa a ultranza de eso tan manido: ¿Qué hay de lo mío?

Las ideas que pueden surgir como resultado del esfuerzo intelectual de diez personas pensando en sintonía, serán siempre más efectivas que el resultado del esfuerzo de dos personas pensando en clave partidista, cuyas ideas estarán condicionadas por esta falta de objetividad.

Sin embargo, las noticias que leemos a diario no parecen muy optimistas. Los comportamientos individuales como la falta de respeto están presentes cotidianamente: ataques a profesores o a otros alumnos, violencia gratuita hacia otras personas, como ese individuo que se dedica a propinar palizas a los paseantes de las Ramblas; estafas a los ciudadanos explotando la picaresca o amparándose en los recovecos de las leyes; escalada de situaciones de poder por parte de gobernantes que lo justifican diciendo que así defienden los intereses de sus representados. Miedo me da que las potencias occidentales detenten la capacidad armamentística ofensiva que tienen y mi miedo se acrecenta cuando veo que hay naciones cuyos gobernantes se sienten tentados de representar el papel de David frente a Goliat: Corea, Iran.

Por todo ello pienso que los políticos tienen que hacer un tremendo esfuerzo. Se que es mucho pedirles. Que es una utopía casi. Pero tienen que ponerse de acuerdo para GOBERNAR, que es lo que los ciudadanos les demandamos. Que se escuchen con tolerancia los unos a los otros. Para que traten de resolver los problemas que cito y otros. Para que traten de crear un marco donde se pueda desenvolver una sociedad más justa, en lugar de trasladar su crispación a quienes van a votarles. Para que los únicos cohetes que exploten sean los de fuegos artificiales y aún.

Pienso que un buen indicativo de que la gente demanda esta presunta utopía es la fuerte abstención que en cada nueva celebración de elecciones se va registrando.

¿Para cuando una manifestación de personas en la calle que reivindique esta utopía?



24 de setembre 2006

DIFICIL DILEMA

Ho he vist per T. V. fa un moment. He vist com joves irats increpaven a persones que havien anat a la Plaça Sant Jaume per a escoltar el pregó de l’Elvira Lindo, perquè aquesta escriptora ha fet el parlament en el seu idioma, en castellà.

Difícil dilema. Si dic que estic d’acord amb que l’Elvira Lindo fes el parlament en castellà, els joves irats diran que soc un botifler. Si m’alineo amb les seves tesis, em sento malament. Però tampoc veig be als Ciutadans per Catalunya, mai no he sintonitzat pas massa amb l’Albert Boadella i soc del parer que han utilitzat la polèmica per a obtenir publicitat gratuïta.

No soc cap botifler. Em sento català i he treballat per el meu país, cosa que segurament molts dels irats no ho han fet. Tinc amics a moltes parts. Amics que parlen molts idiomes i amb els qui estic d’acord o no, però el que m’importa d’ells es la seva amistat i per això no m’importa l’idioma en el que parlin. I m’estimo el meu mes que molts del qui ara diuen que se l’estimen, però que no el van haver d’aprendre d’amagades com jo.

Tot això està carregat d’una forta simbologia. El problema es que en aquestes alçades de la civilització i a la meva edat dono mes importància a les persones que als símbols. I persones hi ha de bones i dolentes per arreu. Els catalans no tenim la certesa d’estar en possessió de la veritat, com no ho pot estar ningú, sigui d’on sigui.

Simpatitzo amb l’Elvira. M’agrada el seu humor festiu i socarro al mateix temps i penso que no se li hauria d’haver fet això. Tot i així suposo que ella sap que uns quants xisclaires no representen al país.

El problema es que qui es veu, qui surt a les noticies, no som els ciutadans que ho hem trobat malament, si no els qui amb el seu comportament han donat peixet als nostres detractors.

De vegades tinc la sensació de que enlloc d’anar cap endavant, anem cap endarrere. Ja se que això no es cert, que es una sensació, però es inevitable que veient el que passa, com funciona la societat, els odis, els egoismes, l’enveja, l’explotació d’uns per altres, l’afany de poder , la manipulació per sobresortir alguns damunt d’altres menys afavorits, tot això reforci aquesta sensació meva

No crec que el ser humà en si hagi canviat tant. Vull dir, canvia la tecnologia, els avenços mèdics, el coneixement propi i de l’entorn, la facilitat per aconseguir coses, però en definitiva les nostres passions, allò que condiciona les nostres conductes segueix sent el mateix que fa milers d’anys. Pretenem posar-nos l’etiqueta de societat civilitzada, però a la que ens descuidem se’ns escapen els instints bàsics i a fer punyetes: el maltractament, el menyspreu, el robatori no sols dels bens físics, sinó també de l’autoestima, de la moral, la picaresca, la degradació pròpia i aliena, està ben present, només hi ha que obrir el diari cada dia i llegir el recull de noticies.

Aquesta vegada volia escriure quelcom de positiu i optimista. Ho sento. No me’n he sortit. Possiblement estigui influenciat encara per el llibre que he llegit la setmana passada: “Las partícules elementals” de l’escriptor francès Michel Houellebecq. Era un llibre que havia agafat un munt de vegades del taulell de les llibreries, però que llegint-ne la ressenya fins ara havia tornat a deixar, perquè em semblava de difícil lectura. I certament, malgrat la rapidesa amb el que l’he llegit (tres dies), el llibre m’ha semblat difícil. De primer m’ha copsat com una bufetada. Desprès l’he analitzat amb mes tranquil·litat i he arribat a la conclusió de que no hi havia per tant i que l’escriptor va usar i abusar de trucs literaris per a crear un fort impacte en el lector.

Tot i així no es que no hagi entès el que l’escriptor trasllada en el seu llibre, al contrari, possiblement perquè ho he entès massa be, el llibre m’ha semblat dur i gens esperançador tot i l’acabament - homenatge a l’Aldous Huxley.

Aquí està segurament el problema. Quan vaig llegir “Un mon feliç”, tenia gairebé 16 o 17 anys i no em va semblar malament. Be, el vaig veure mes com a un llibre de ciència ficció, malgrat les connotacions socials que suggeria, la contemplació d’una societat avançada en lo tecnològic, però sotmesa a rígids criteris: et deixem ser feliç fins a...les normes estan omnipresents per arreu, marcant quina ha de ser la conducta i fins i tot la mort està programada en un moment determinat, perquè com que no hi ha envelliment, la natura no pot seguir el seu procés.

L’Houllebecq explora un mon sense esperances, insatisfet per tot, persones incapaces de comunicar-se i que son víctimes d’elles mateixes, abusadors, gent a qui la sort no l’afavorit i els demés els han ensorrat encara mes. El fotut de tot això es que mirant al voltant en podeu veure de persones així i mes fotut encara, que la societat camina cap a aquesta normativització i uniformitat Huxleyana, homenatjada per l’escriptor i que va entrant cada vegada mes a la vida individual de les persones, a traves de les lleis i de les prohibicions.

Qui te el poder, incapaç de obligar objectivament a que compleixi les normes de convivència i de respecte qui no les compleix, opta per a treure normes cada vegada mes restrictives, que afecten a tota la societat de manera indiscriminada. Ho deia aquest dissabte el Gregorio Moràn en la seva Sabatina intempestiva:

“La llei anti-tabac i les mesures contra les begudes alcohòliques, emmascarada amb aquesta vulgar deriva urbana anomenada botellón , no son altre cosa que una prova del menyspreu del ajuntaments (jo diria de mes institucions) a l’urbanitat, perquè amb el simple compliment de la normativa existent n’hi hauria prou per a afrontar la pesta. Això si, si tinguessin ganes i valentia per a assumir-ho. Els nostres dirigents no prenen mesures perquè els falta valor polític per a assumir-les, fan lleis i així traslladen la responsabilitat als jutges i ells se’n van “de rositas”. La misèria de la nostra classe política es la del serrall: castració i bon talant”

No en puc estar mes d’acord i encara que l’article del Morán es referia essencialment a fumar, beure i alimentar-se, la veritat es que aquesta normativització de l’esfera privada de les persones va cada dia mes enllà coartant la llibertat dels qui en exercici de la seva responsabilitat no en cometen d’abusos.

I d’altre banda, em quedo realment perplexa del poc sentit que hi ha sobre el que es admissible no ja en relació al propi físic, sinó en el respecte de la societat en que es viu. Estem instaurats en un ambient de tot val i ràpid, sense pensar en els demés.

Hi ha prou en veure les fotografies de gent pixant pels carrers, o fent soroll amb bongos fins a les tantes de la matinada, o posant en perill l’integritat d’altres persones, sense que els importi res, tot pensant que estan fent us de la seva llibertat. I la dels qui no participant? Tot això propiciat per una parafernalia de festes sorolloses com les d’aquesta Mercè, destinades a complaure precisament als qui cometent excessos. Quant costarà tot això? Es deu finançar amb el que es cobra de multes?

Per cert, a Madrid fan també coincidint am la Merçé la “Noche Blanca”. Tot assenyala que tornem als temps del “panem et circensis”, si be en aquella època el finançament de les festes sortia de la butxaca de qui volia accedir a un càrrec.

Deu de ser un cop mes una qüestió generacional. Mes d’una vegada em sorprenc intentant comprendreu, tot pensant en el que els meus pares opinaven del que feia la joventut quan jo tenia vint anys i clar a ells tampoc els semblava massa be. Però en aquella època el Born no feia pudor a pixums i em pregunto: a qui dimonis li pot agradar això?

I com es pot fer que els dirigents acompleixin amb els seus compromisos electorals i no es dediquin únicament a perseguir els vots intentant satisfer a qui no s’ho mereix.?

Els polítics haurien de tenir mes en compte als ciutadans que no sortim a les noticies. I els irats haurien de tenir mes en compte el que pensa la majoria de la gent, perquè el que passa en el carrer, aquestes divergències i egoismes ja els va be a uns quants. Anar endavant per mi es evolucionar cap una convivència raonable, amb respecte i llibertat. Que no ens colin un mon a lo Huxley.

I això també ha de suposar que alguns entenguin que ser català no vol dir anar a xiular a l’Elvira Lindo. Ni sostreure’s de les obligacions que un càrrec públic – per el que es cobra - imposen als dirigents polítics quan estan al servei del poble, que no es exclusivament el del seu partit.

17 de setembre 2006

LAS VACACIONES TERMINARON

Las vacaciones terminaron. El verano, que no el calor, se está acabando. Los días se acortan ya. Llueve en la mayor parte del país.

¿Y en que noto yo todo esto? En que estoy en la T4 del aeropuerto de Madrid, en que mi vuelo tiene un retraso de una hora y media y en que nuevamente estoy estresado.

Claro que me quedan los recuerdos – borrosos por momentos - de este intervalo feliz y despreocupado, lleno de sol, mar (algo borrascoso a veces), navegaciones azarosas, noches brillantes y lecturas pacíficas, en la actitud en que las leo, no en lo que me inspira su contenido.

Pero ya es hora de volver a la realidad y enfrentarse a la dura y cotidiana realidad ¡aún no me he jubilado!

Me he pasado el verano guardando recortes de periódico, por aquello de que su contenido merecería en un momento u otro un análisis, una crítica severa, una disección a fondo, o simplemente mi más rendida admiración. Y ahí están. Bueno, escaneados, porqué de lo contrario mi mujer me hubiera dado ya a elegir: o los papeles o yo. Los tengo de todos los colores: Kayukos incesantes, alcaldes reciclados, mala leche imperante en general, celebraciones contenidas, guerra en el Líbano, en Afganistán, en… y en… y en…. y….presuntos atentados terroristas en ciernes.

Austriaca secuestrada, ¿recuperada?, Nóbel fallecido, musulmanes cabreados con el Papa. En fin un verano completito.

Los voy pasando ante mi vista y me detengo ante uno: La nueva religión de India.

La India es un país exótico, contemplado desde los ojos occidentales, pero parece que el misticismo de la religión en la India está siendo cambiado rápidamente por otra religión, digamos una transformación radical, de la mano de un aumento de bienestar social – todavía muy lejos de lo que estamos acostumbrados en países con renta per cápita más elevadas – pero que va avanzando.

Diría que de forma parecida a como lo hace la China, llegando de manera incipiente a estos beneficios de carácter social, pero de forma más acusada a lo que de malo tiene también la sociedad occidental.

La India, no hay que olvidarlo, tiene 1.100 millones de habitantes, tras de la China, con 1.300 millones. Más de 2.400 millones de persona a quienes está llegando la sociedad de consumo, colándose por la ventana que tienen en cualquier habitación de su casa.

Dice el artículo, que la nueva religión en la India ya se está dejando de vacas sagradas y de santones, de Mahabaratas o Ramayanas, que prima la TV, el cine (¡Bollywood!), el consumo, el lujo y la tecnología.

No me parece mal del todo, si ello contribuye a mejorar su nivel de vida, sus sistemas de previsión para los ciudadanos, su bienestar. Me temo no obstante que se saltarán un montón de capítulos de ese libro, olvidando a pasos agigantados su sabiduría ancestral, a la velocidad con que cuando se conocen aquellos aspectos más vacuos del bienestar, se pretende asumirlos y disfrutarlos.

Ver si no el efecto de llamada para los inmigrantes de los países africanos o de Asia.

De piedra me quede en una ocasión cuando supe que una de las religiones más importantes del mundo junto con la budista, el jainismo de la India, consideraba como el mayor pecado de un ser humano el causar daño a un ser vivo, a la tierra, al aire o al agua, puesto que piensan que tienen alma. ¿Ecologistas “avant la lettre”, del siglo IV antes de Jesucristo?

Cada doce años los jainistas celebran una gran fiesta a los pies de la estatua de Gomestawara (el de la foto), que tiene 18 metros de altura. Pero me temo que al paso que van, acabarán vendiendo la estatua como propaganda externa de un Sex Shop.

Y mientras tanto en Occidente seguimos a lo nuestro: Aviva en el Reino Unido (Conglomerado asegurador, Norwich Union, etc.), recortará 4.000 empleos, como parte de un plan de reducción de costes para aumentar su rentabilidad y anuncia que se ofrecerá a 1.000 de estos empleados su traslado a…la India.

Su director Patrick Snowball (bonito apellido) destaca que estos recortes son necesarios para mejorar la eficiencia de la Compañía, ya que los clientes tienen acceso cada vez más a las nuevas tecnologías, uno de cuyos productores importantes es precisamente ese país. La India es uno de los mayores generadores de ingenieros en sus universidades.

En fin, mundo revuelto. Saludos.




28 d’agost 2006

MAR AGITADO


El verano está siendo duro. Tras la mucha calor de principios de agosto, a mediados ha hecho de todo: viento, frio, mala mar. Un buen amigo mio pasó un mal rato conmigo en el mar. Y se encontró como un naufrago, en medio de mucha, mucha gente. O por lo menos es lo que me dice en la narración que me ha enviado:

"EL NAUFRAGO DE "SA RIERA”

Era un bonito viernes de agosto en la Costa Brava, cuando un valiente patrón y tres tripulantes llegaron cargados con todo tipo de abastecimientos (alimentos, bebidas, etc) a un puerto de la citada Costa para pasar un bonito día en alta mar y gozar de las maravillas y experiencias que proporciona la inmensidad del Mediterráneo.

Se acomodan los abastecimientos y tripulantes en la embarcación y saliendo de los espigones del puerto emprenden rumbo mar adentro, empiezan a encontrar unas "olas" de consideración y navegando en dirección a las mismas, el valiente patrón lucha contra ellas, los tres tripulantes, sin decir nada (sólo -son molt grosses, son molt altes-) quietos y casi sin mediar palabra veían como el patrón estaba en su "salsa”.

Titubeando un poco, se hacían comentarios (si vamos hasta las rocas y giramos, no que allí las olas serán más grandes, otro "vols dir"), en fin para todos los gustos, hasta que al cabo de un rato uno de los tripulantes sin previo aviso dice ¡¡JORDI VOLS FER EL FAVOR DE GIRAR!!, el intrépido y valiente patrón obedece al momento y gira la dirección de rumbo empezando a navegar en la dirección de la corriente de las olas, en aquel momento la navegación se hizo más cómoda y ligera, sin saltos, ni gritos de algunos de los tripulantes.

Así estuvieron navegando plácidamente un buen rato, hasta que avistaron una "cala" es la del Rei, es la de Sa Tuna....... y se aproximaron a ella, ya se veía que las embarcaciones que estaban amarradas en dicha cala se movían muchísimo, pero se acercaron e intentaron amarrar la suya a unas de las boyas y debido al fuerte oleaje no había forma de sujetarla, momento en que uno de los tripulantes motivado por los esfuerzos y movimientos infructuosos sin conseguir el anhelado amarre, se empezó a marear y al fondo de sus oidos le llegaban comentarios de los otros tripulantes que decían "està molt blanc", otro "no li diguis", "bueno ara farem el vermout aquì", al oír esto último el tripulante mareado dijo: ¡Us ho deixo tot aquí! y tiró rápido y veloz el tabaco, las gafas, las zapatillas, el reloj, el mòvil, los pocos euros que llevaba encima y se tiró al mar llegando a nado hasta la orilla de la cala.
Una vez en la orilla de la cala vio que aquello no era, ni la cala del Rei, ni la de Sa Tuna, sino que vio un letrero que rezaba Cala "SA RIERA".

Desde la orilla de la costa el tripulante mareado observaba como el resto de sus compañeros seguían haciendo intentonas para amarrar la embarcación, pero no lo conseguían, se enzarzaron en medio de las otras embarcaciones y de pronto observa como una Zodiac con tres personas se acerca a ellos y piensa, bueno, mira ya acuden en su ayuda….si, si, A lo que les ayudaron fue a desenzarzar la embarcación e intimidándoles a que marcharan y se fueran al sitio de donde habían partido, que como se les había ocurrido salir con aquella mar tan alterada.

El tripulante mareado veía como el resto de compañeros de viaje se alejaba y con la perspectiva que tenia desde la costa de la cala "SA RIERA" observaba con estupor el movimiento de la embarcación por sus saltos y bandazos luchando contra las olas, destacando la pericia y valentía del patrón que como se verá al final de la historia logró llegar al puerto de donde habían salido sanos y salvos no con más o menos "acojonamiento" por lo que luego contaron.Cuando el tripulante mareado perdió de vista a la embarcación, se giró y empezó a andar por la arena en dirección contraria al mar, se puso las manos en el bolsillo y al momento se paró al comprobar que no tenía, ¡¡NADA!! zapatillas, tabaco, dinero, reloj, móvil y se dijo a si mismo y exclamo ¡¡pero si soy -UN NAUFRAGO-!!, se armó de paciencia - todo es verdad - como pudo y luego pensó, no te muevas que por tierra, mar o aire te vendrán a rescatar y efectivamente así fue al cabo de casi tres horas, ve llegar el coche rojo que tanto deseaba ver, con el patrón en esta ocasión pilotando y los otros dos tripulantes, sin casi darles tiempo a que avisaran de su presencia para proceder a la operación de rescate.

Una vez rescatado el "NAUFRAGO DE SA RIERA" y subido en el turismo de rescate se dirigieron todos felices y contentos, no sin poder aguantar las risas producidas por la "anécdota del verano 2006" hacia el apartamento del patrón y allí lo festejaron con todo el avituallamiento que también había disfrutado de la navegación y llego en buenas condiciones, se deleitaron con dichos manjares y buen baño en piscina con su correspondiente siesta.Un abrazo del
NAUFRAGO DE SA RIERA."
Pues ya veis

20 d’agost 2006

¡¡GRITANDO!!

Tenía la mirada triste, perdida y estaba sentada como desparramada encima de la silla en aquella explanada delante del puerto. Me pareció que se le caía algo de la mano. Me acerqué y recogí un papel del suelo.

Sin mirarlo se lo ofrecí, pero ella no hizo gesto alguno para cogerlo. Insistí y le dije “mire que le ha caído”. Pero ella siguió absorta, sin hacerme caso. Di la vuelta a su alrededor y me fije que sus vestidos parecían viejos y ajados, pasados de moda.

Por tercera vez le alargué la mano con el papel, pero ella siguió impertérrita y al final decidí dejárselo sobre el regazo. Lentamente me aparté, pero tenía curiosidad. Me parecía irreal su actitud. ¿Qué debía de ocurrirle?

Me senté en un banco, un poco apartado de donde estaba ella y desplegué el periódico que llevaba conmigo, tratando de leer, pero inevitablemente por el rabillo del ojo la vigilaba, esperando ver alguna reacción. Pero no, no se movía, continuaba con aquella quietud extraña.

Presté más atención a su aspecto. Llevaba el cabello largo con abundantes rizos. Sus grandes ojos fijos delante de si parecían verdes y resaltaban encima de unas mejillas gordezuelas, salpicadas de acné, que enmarcaban unos labios gruesos y sensuales

Un hombre con aspecto de turista perdido se le acercó y pareció preguntarle algo, que desde donde estaba no pude entender. Tanto podía ser la dirección de una calle, como la hora. Seguía sin inmutarse, pese a que el hombre insistió en varias ocasiones. Finalmente, el individuo hizo un gesto de impaciencia y se apartó mascullando algo que podía ser perfectamente “hay que joderse con la tía esta”.

Unos niños, jugando a perseguirse se incorporaron a la escena. Dieron varias vueltas corriendo alrededor de la mujer sentada y en una de las pasadas, uno de ellos se le acercó demasiado y tropezó con sus piernas, pero ni así se produjo reacción alguna en ella. Siguió con la misma pose estática y absorta.

El niño se la miró compungido y retrocedió de espaldas, hasta que dio media vuelta y salió corriendo pero ya no jugando con los otros como antes, sino con el propósito de alejarse la antes posible de la mujer.

Viendo que no pasaba nada más, me dispuse a marcharme y me levanté. Entonces ocurrió. La mujer se había incorporado y empezó a chillar.

Me volví sorprendido y vi que estaba de pie, delante de la silla en la que había permanecido sentada hasta hacia poco. El papel que poco antes le había dejado en el regazo había caído al suelo y ella seguía chillando, con un grito agudo y potente. Tenía la boca abierta y con los labios un poco hacia dentro, como una soprano que modulase su canto. Pero no era un canto. Era un grito que le salía de dentro, de su estómago, de sus pulmones, sobre todo de su alma.

Me quedé impresionado y quise adelantarme para preguntarle si necesitaba ayuda, pero algo me detuvo. Su grito parecía una expresión de desesperación y me miraba a mí. Di un vistazo alrededor para ver si había más personas que la estuvieran viendo y oyendo aquel grito tremendo y desgarrador. Pero no parecía que nadie más que yo se diese cuenta. Una pareja que andaba cerca parecía absorta en una arrobada contemplación mutua y ajena a la escena que se estaba desarrollando algunos metros más allá de su camino.

Y el grito no cesaba. Si acaso había subido de intensidad y empezó a ponerme nervioso. ¿Qué le estaba ocurriendo a aquella mujer? Me preguntaba de donde sacaba fuerzas para mantener aquel aullido tan sostenido. En un momento pasaron por mi mente gritos notables, desde el de Munch, pasando por Picasso, por García Lorca y llegando incluso hasta Dámaso Alonso.

Di un paso hacia atrás con intención de marcharme y tropecé con mi propia silla, perdí el equilibrio y a punto estuve de caer al suelo. De pronto me entró miedo, un miedo incontenible y quise huir de allí. De alguna forma, aquel grito desesperado parecía que iba dirigido a mí, aunque ni conocía a aquella mujer, ni había hecho nada para provocar aquella situación. Corrí, con el deseo de desaparecer lo antes posible de aquel escenario, girando no obstante la cabeza para ver lo que ocurría, porque no me acababa de creer lo que estaba sucediendo.

El grito me perseguía, como si la mujer fuera corriendo a mi lado y chillándome al oído. La mujer sin embargo seguía en el mismo sitio en que la había encontrado. Llegué a la esquina del edificio que estaba más próximo en aquella amplia explanada y trate de ocultarme tras la esquina que me pareció un refugio para escapar de aquella situación angustiante. Inútil, seguía oyendo el grito con la misma intensidad.

Me dejé caer sentado en el suelo y una vez más me di cuenta que nadie aparte de mi parecía acusar aquel chillido lancinante que amenazaba con volverme loco. La gente transitaba con parsimonia, disfrutando aparentemente de la calidez del sol en aquel atardecer otoñal Con cuidado me asomé y la vi. Seguía de pie con los brazos extendidos a cada lado de su cuerpo y los puños apretados. La cabeza echada hacia atrás y aullando con renovado brio. Me tapé los oídos en un vano intento de sustraerme a aquel inacabable sufrimiento. Y de repente paró.

Como si no hubiese ocurrido. La gente continuaba a lo suyo, sin parecer que hubiera notado nada extraordinario. Con precaución me asomé de nuevo y vi que la mujer había desaparecido. Incomodo y sintiéndome ridículo me levanté, picado por la curiosidad.

Escudriñé alrededor de donde estaba la silla en la que había encontrado sentada a aquella mujer, pero no la vi. Los chiquillos de antes seguían corriendo, persiguiéndose unos a otros y en aquel lugar parecía no haber ocurrido nada. Lentamente y mirando desconfiadamente a todas partes, rehice el camino hacia el lugar donde se originó mi desazón.

Cuando estuve próximo a la silla, vi en el suelo el papel que había intentado entregarle antes. Lo recogí y lo desplegué. Se trataba de una simple relación de ciudades y de lugares, sin aparente relación entre si. Pero sí que la había y ahí estaba la clave de todo lo ocurrido. De repente lo entendí. Y en mi estómago creció una imperativa necesidad de chillar.
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El dibujo en lápiz y tinta china "Femme criant" (1938-1940) es de Julio Gonzalez

04 d’agost 2006

CALOR!!

Calor, calor, calor…

Me pasé un kleenex por el cogote, mientras miraba los bajorrelieves del marco de la puerta Norte de la Sacra Capilla del Salvador. Me preguntaba porqué los decoradores medievales y renacentistas incluían entre los bajorrelieves de los pórticos en tantas Iglesias motivos paganos, cuando no descaradamente pornográficos. ¿Qué mensaje pretendían hacer llegar con ello? ¿O quizás se trataba simplemente de travesuras?

Bueno el caso es que cansados del calor y de la masiva ingesta de arte eclesiástico visto en un solo día, finalmente nos sentamos en una terraza. El entorno era simpático, una plaza ajardinada entre vetustos edificios, el Palacio de las Cadenas - Ayuntamiento - por un lado y el Palacio Vela de los Cobos por otra. Una ligera brisa que soplaba de vez en cuando mitigaba algo el sofocón y mientras iba anocheciendo.

Tanta pereza nos daba movernos que preguntamos al camarero que tenían para comer, aún cuando el nombre del bar, “Navarro” no nos auguraba que pudiésemos disfrutar de platos típicos de la gastronomía andaluza de la zona, que aún no habíamos llegado a catar.

Sin embargo nos arreglamos con un buen tomate aliñado, aderezado con el excelente aceite de la tierra, originado en algún lugar de las miles de hectáreas de olivos que habíamos ido atravesando desde el día anterior.

Una mujer se había sentado en la mesa de al lado. Su aspecto y su porte era el de tantas mujeres andaluzas de mediana edad, con cierto señorío, vestida con un sencillo pero a la vez elegante vestido, las gafas de sol a guisa de diadema y fumando algo nerviosa. Tenía las facciones regulares, grandes ojos de color castaño y adornaba su cabeza una media melena cortada en la línea de sencillez de todo su aspecto. Destacaba en su cara una pequeña verruga en los aledaños del ojo izquierdo, que no afeaba al conjunto, sino que más bien le daba un toque de personalidad.

Pidió algo para cenar también y mientras esperaba a que se lo sirviesen, se entretenía jugueteando con un gato que andaba al acecho de las sobras que algún comensal dadivoso quisiera suministrarle. El gato estaba bien lustroso.
De repente se dirigió a nosotros - ¿Qué sois, valencianos o catalanes? Tenéis más acento de valencianos. - Mi mujer y yo un tanto sorprendidos le respondimos – No, no, somos catalanes.

- Uuuyyy, lo siento, lo siento…, - se la notaba embarazada.

- No ocurre nada. Es fácil confundir el acento si no se está acostumbrada, pero que no hay ningún problema, en serio.

- Es que como sé del problema que hay entre los catalanes y los valencianos con lo del idioma, que si el catalán, que si el valenciano…Pero yo tengo amigos tanto en Valencia como en Cataluña, concretamente en Lérida.

- Mire señora, a mi edad este tipo de problemas se ven con mucha relatividad. Si los valencianos creen que lo que hablan es un idioma independiente y no una forma dialectal del catalán, pues allá ellos, mientras a mi no me lo impongan… Pero Vd. si que se nota que es de aquí ¿no?, lo digo por el acento, que en su caso si que es andaluz, andaluz.

- Yo nací en esta ciudad, pero constantemente me estoy desplazando por mi trabajo, Albacete, Martos, Jaén, etc. También antaño a Valencia, porqué el padre de mi marido era valenciano.

Aunque no lo dijo claramente, dedujimos que quizás estaba separada, porqué se refería al marido y a su suegro en pasado y también cuando hablaba de un hijo suyo, parecía como si no estuviese viviendo con ella.

- Y en Lérida también tenía un amigo, que murió el año pasado en un accidente de coche. Su mujer, Laura si que viene a verme de vez en cuando. Por cierto, el se llamaba Jordi, aunque a veces le llamabamos Jorge.
- A mi también me ocurre; tengo muchos amigos que me llaman Jorge, a pesar de que mi nombre de registro es Jordi. Pero no me preocupa en absoluto.
- Yo viajo siempre en transporte público, aunque tengo carné, pero no me gusta conducir. ¿Han visitado ya la Iglesia de San Miguel? ¿Y el oratorio de San Juan de la Cruz? Son dignas de ver.

- Bueno, por hoy ya hemos visitado unas cuantas iglesias: La de la Trinidad, la de San Nicolás, San Pablo, Santo Domingo, la Capilla del Salvador, por fuera Santa Maria de los Reales Alcázares, en fin unas cuantas. Hemos de dejar algo para mañana

Y así transcurrió un buen rato más de conversación. Que si por donde se podía ir mejor a la cercana sierra, que donde se podía comprar aceite en precios ventajosos, que si lo apreciada que es por el rey la cerámica de la tierra, elaborada por el alfarero Tito, etc. etc.La clase de conversación informal entre turistas y habitantes del país visitado.

Pero había algo extraño en sus contestaciones. En alguna ocasión parecía raro que una persona originaria del país pareciese ignorar alguna de las cosas que le preguntábamos, dándonos contestaciones evasivas. Se la notaba una persona solitaria. En muy pocas ocasiones a mi mujer y a mi nos ha ocurrido el pegar la hebra sin más con un vecino de mesa. Pero ahí, estuvimos propensos a escucharla

Finalmente nos despedimos. Ya era muy tarde y el calor no había descendido tanto a pesar de la hora nocturna.

Llegamos al apartamento que habíamos alquilado, que parecía un horno pizzero. Después de una ducha, que no alivió gran cosa nuestra sensación de bochorno, nos tendimos en la cama esperando que el sueño nos ayudase a ignorar el calor.

Había aire acondicionado, si, pero su chorro estaba dirigido hacia la cama, con lo cual nos pareció que debíamos elegir entre abrasarnos o coger una pulmonía y optamos por lo primero.

Mi mujer se durmió con un sueño pesado, que me dio la sensación de que se debía sobre todo al cansancio. Pero yo no podía dormir. Ya me lo había dicho - No bebas tanta Coca Cola por la noche - y yo ni caso, con la sed que tenía.

Y venga dar vueltas. No se si la cama era incomoda o no, pero yo la encontré horrible. Hacia las tres me levanté y me di otra ducha, que solo me alivió momentáneamente, pero al cabo de poco rato, otra vez a sudar.

Hacía las cuatro parecía que mi consciencia iba sucumbiendo, pero entonces una ráfaga de aire frío movió la cristalera de la ventana que tenía al lado de la cama. Era un cambio tan brusco, que en lugar de pensar en acomodarme mejor y disfrutar de la inesperada temperatura, me levante y miré por la ventana a la calle.

Estábamos en el segundo piso de una casa del siglo XVI, rehabilitada para servir como alojamiento rural. La verdad es que la casa estaba bien. Se habían esmerado en conservar el aire antiguo en la decoración e incluso en los sótanos, excavada en la piedra, había una bodega antiquísima, que curiosamente no era de aceite, sino de vino y que el encargado se apresuró a enseñarnos como algo digno de conocer en cuanto llegamos. Aquella noche sin embargo, éramos los únicos ocupantes de la casa.

Al asomarme me encontré con la mirada ciega de las estatuas que decoraban la fachada de la casa de enfrente, a las cuales la iluminación de las farolas teñía con claroscuros inquietantes. Y entonces la vi.

Era una figura que andaba en dirección al extremo de la calle que da a la Plaza del 1º de Mayo. Me sorprendió que una mujer sola anduviese por las desiertas calles a aquellas horas de la noche. Pero lo que me sorprendió aún más fueron las hechuras de sus vestidos: Llevaba una blusa blanca con mangas abollonadas y encima un jubón de color rojo cereza, claramente deslucido. Llevaba además una falda larga, de color canela, ampulosa, parecida a unas enaguas y que le llegaba hasta los pies.

Parecía como si hubiese elegido sus ropas en el museo del vestido. La sensación de frío se acentuó y entonces, al llegar a la esquina se giró y miró brevemente hacia mi ventana. Era inconfundible, el cabello, los ojos, la pequeña verruga al lado del ojo izquierdo. En lugar de las gafas de sol, llevaba una diadema sencilla, con algunas piedras que a la distancia parecían preciosas y su tez brillaba con un color blanco irreal.

Cerré la ventana y me volví a la cama con algunos temblores más de lo que hubiera deseado. Y poco a poco me adormecí, sin darme cuenta que el calor había hecho de nuevo acto de presencia. Mi último pensamiento antes de perder la conciencia fue: Bueno, y si le da por pasearse de madrugada vestida a la antigua, ¿a mi qué?

30 de juny 2006

Conversaciones imposibles

Oiga, que mire, que ando un poco perdido y no se llegar hasta el pueblo. Ya sabe la jodida manía de no querer preguntar que tenemos los tíos.

¿Vd. cree que si sigo por esta carretera tengo posibilidades? No, si ya veo por su cara que Vd. tampoco parece saber por donde queda esto.

Y es que fíjese, estaba tan bien en casa y a mi mujer que le entraron las ganas de darse un garbeo. Yo ya le decía que mira, que están haciendo lo del mundial y además, con eso de que empiezan las vacaciones, las carreteras estarán llenas, pero ella erre que erre: Que si no vamos nunca a ver a la familia, que eres un asocial, se te van a poner los ojos cuadrados de tanta pantalla de ordenador.

Bueno lo del mundial es que era una excusa. Total, para lo que hay que ver. Y más ahora que ya no hay jugadores del país en la liza. Claro que siempre queda poder ver a los que de verdad juegan en la liga: los Ronaldinhos, los Zidanes, los Beckham; anda este, que menudo gol que marcó. De los que aquí no marca. ¿A Vd. le gusta el fútbol? A mi la verdad no demasiado, pero como socialmente hay que saber, si no eres un ignaro.

A mi lo que me gusta de verdad es navegar por los blogs. Es que ahí te das cuenta de cómo es el mundo de verdad, déjate estar de salsas rosas y chorradas por el estilo. El insatisfecho, el obseso, bueno y también la obsesa, el aguerrido palabrador, el presunto escribidor, el coleccionista, la de ahí me las den todas y ¡eh!, gente de todas partes, de aquí, mucho de América del Sur (me encantan como escriben los/las chilenos), wasps, orientales. Que pena no entender a los japoneses, estoy seguro que también dicen cosas muy interesantes, pero esos símbolos solo me gustan pintados en la piel de alguna geisha.

Bueno, que aquí le estoy distrayendo yo con mi chachara y mientras he dejado el coche en la esquina, con mi mujer dentro y se va a poner buena. Lo del pueblo, ¿lo sabe o no? ¡Por lo menos dígame algo hombre! Vd. tiene pinta de buena persona. ¿Esta carretera a donde va?

¿Sabe?, si es que esto de viajar en coche hacia donde hace calor es un poco pesado. Yo le dije a mi mujer que si quería que saliéramos nos fuésemos al Norte, que allí hace más fresquito, pero me contesto que ni hablar, que esta semana son los San Fermines en Pamplona y las carreteras por allí aún estarán más llenas. Pues me he quedado con las ganas de dar una vuelta por el Barrio Viejo en San Sebastián o por Zarautz, por Hondarribia, Guetaria, Lekeitio y eso si, ponerme hasta el culo de pinchos y txacoli, que uno es un tripero de cuidado.

Y eso que ahora por allí se respira otro aire. No sé, como más diáfano y le veo (estuve no hace mucho) a la gente como con una sonrisa más esperanzada.

Oiga, si no puede decirme para donde he de ir para llegar a este pueblo, pues nada, pero me parece de mala educación que no me haya dicho ni palabra. Además, le veo como muy amarillo. Si le molestaba con mi conversación, habérmelo dicho hombre pero no hay porqué sulfurarse de esta manera. Vd. lo pase bien.

15 de juny 2006

MALDITA PRISA


Viernes, 7 de la mañana. Enfilo la calle Aragón, como cada día. Sé que si mantengo la velocidad de unos 30 a 40 Km. / hora y no hay mucho tráfico iré pasando todos los semáforos en verde.

Casualmente por la radio van explicando la puesta en marcha del carné por puntos y ante la enumeración de las acciones, omisiones y circunstancias que pueden hacer perder puntos, pienso que van a tener trabajo los de tráfico y los que deban de “reciclar” a aquellos que la resta de puntos les lleve a perder el permiso de conducir.

A mí alrededor se va formando el habitual enjambre de motos que van apurando los semáforos y cruzando en diagonal la calle para ir a buscar los huecos que les permitan pasar sin detenerse.

Ayer precisamente estuve en un curso de prevención donde nos explicaron a los participantes que hacer en caso de verse en la necesidad de atender a un motorista accidentado y recuerdo que pensé que sí, que me podía ver en esta situación, pero lo que no imaginaba era lo pronto que me iba a ver envuelto en tales circunstancias.

De repente, a punto de atravesar un cruce de calles, oí un estrépito. No vi exactamente que ocurrió en el momento en que se produjo la colisión, pero a continuación sí que, asombrado, vi como uno de los motoristas que me había adelantado pocos momentos antes, daba vueltas en el aire con los brazos y las piernas extendidos en X, cayendo estrepitosamente al suelo, pocos metros delante de mi vehículo.

Me detuve y salí corriendo tratando frenéticamente de recordar “A ver, que dijeron, no hay que quitar el casco, hay que ver si está consciente, no tratar de incorporarlo, ¿Qué más hay que hacer?”

Cuando llegué, el conductor del vehículo que había colisionado con el motorista, se estaba discutiendo con otro motorista que había parado también y a su alrededor los coches seguían su camino, esquivando como podían el accidente. “¡Dejadlo estar ahora, hay que llamar a una ambulancia, ya!”

El motorista en el suelo estaba consciente y con los ojos velados por el dolor intentaba decir algo, alargando un brazo hacia mí. No se le apreciaban heridas externas, aunque podía tenerlas internas. En aquel momento llegó la policía que se hizo cargo de la situación. El conductor del coche se dirigió a mi, muy nervioso “¡Tiene que venir a testificar a mi favor, Vd. lo ha visto todo. Yo no me he pasado el semáforo en rojo. Es mi vida, me van a quitar el carné y yo me gano la vida con el coche!

En realidad yo no había visto más que las consecuencias del accidente. Pensé en la vida del que estaba tendido en el asfalto y me pregunté si había valido la pena la prisa, de unos y de otros y en aquello que nos genera la ansiedad de la prisa. Pensé en como todo puede cambiar en un momento: el trabajo de los protagonistas en aquel viernes, el programa de compras por la tarde o la salida a cenar por la noche, sustituido todo ello por las estancias de un hospital, por las declaraciones en comisaría o la negra sombra de la inquietud y eventualmente de la responsabilidad de que te haya ocurrido una cosa así.

“Lo siento, no he visto como ha ocurrido el accidente y no puedo declarar sobre lo que no he visto”.
Viendo que gente con experiencia se había hecho cargo de todo, me alejé, subí de nuevo a mi coche y muy lentamente me reincorporé al tráfico de la calle Aragón.

14 de juny 2006

CREURE O NO


Una vegada em vaig creuar amb ella a l’aeroport de Sevilla. Caminava de pressa i amb força, amb “poderio” com diuen per aquelles terres.

Era mes be baixa, o potser m’ho va semblar a mi, al veure-la amb aquells talons d’agulla. Espero que descansi en pau i no s’hagi adonat del circ mediatic que s’ha muntat al voltant de la seva mort, tot i que ella i la seva família hi han viscut d’aquest sistema de xafarderia afavorida per la “premsa rosa”, en allò que en dic “les sagues dels escàndols”.

Us heu fixat que aquesta continua presencia en els mitjans sempre ronda a unes quantes persones, i que s’expandeix cap a altres que hi tenen relació familiar o d’amistat amb aquestes, però que sempre tot queda gairebé en el mateix entorn? Mireu si no els d’Ubrique, des de el propi torero, passant per la seva primera dona i per el seu pare, fins a la Campanario i els seus presumptes problemes amb la S. Social, etc. etc.

I la pròpia família de la Jurado, el seu primer marit amb ramificació a la perruquera, la filla i el seu ex- Guardia Civil, les amistats amb la Pantoja, que també hi es abonada ella o el seu fill per no parlar del seu ex alcalde de Marbella... o de la seva relació amb la desapareguda Encarna Sánchez... i anar fent.

Be, no era d’això del que volia escriure avui. Volia referir-me a aquella reflexió que el Papa Benedect XVI que va fer a Auswitch: On era Deu quan va passar tot allò? En si es un greu qüestionar-se l’existència de Deu per part del seu primer representant a la terra.

Qui creu dons en Deu? En Pere Lluís Font, professor d’Història de la Filosofia de la Universitat Autònoma de Barcelona, que participà en un curs a la Fundació Joan Maragall, orientat a repensar 16 conceptes clau de la teologia es planteja “Perquè crec? Perquè finalment em sembla mes raonable aquesta postura que la contraria.”

Com el mateix Font diu, “Si Deu estima, com pot haver un infern?

Jo penso que tan dolent es creure cegament, com no creure i utilitzar la manca de fe com a pretexta per el tot val. A aquestes alçades, creure en una Divinitat impregnada de bondat, es com creure que algú te a l’humanitat dins d’una proveta de laboratori, fent continus experiments per veure el comportament de unes criatures subjectes a les seves passions.

Si per un moment creguéssim en això, hi hauria que pensar que estem en un moment àlgid dels experiments, perquè miris per on miris només veus mostres de les exacerbacions negatives d’aquestes passions humanes. La crueltat, l’egoisme, les guerres, l’enveja, no son passions negatives que porten a molts i molts inferns en aquesta existència?

Jo no crec en l’Església, però si en una religió com a forma de convivència i millora social.

Aquesta religió no te perque revestir formes sectaries. Em valen la cristiana, el budisme, l’hinduisme, fins i tot la musulmana, o qualsevol, quan no pretenguin imposar res a ningú, que prediquin la tolerancia i la convivencia, que no embarquin a ningú en guerres santes Potser com ens assenyalava en Thomas Mann a la “Muntanya Màgica”, els manaments en definitiva son pautes de conducta civilitzada, revestida de “autoritat divina”, perquè la gent en faci cas. La preocupació ha de ser que la gent tingui prou capacitat per ser la seva propia Iglesia

Sembla que quan el ser humà pensa en aquestes qüestions amb profunditat es produeixen oscil·lacions neuronals de 40 herzts en una zona del cervell. Els cientifics en diuen “l’inteligencia espiritual”. Serà que de manera inconscient ens estem intentant conectar telepaticament amb alguna Divinitat en pla de preguntar, que hi ha algú?

O mes be simplement que el pensar en coses trascendents ens produeix mes neguit ?

27 de maig 2006

IMAGINA


La parte posterior del escenario se levantaba lentamente, mientras en los oídos de los espectadores resonaban los versos que fluían con cadencia pausada de la boca de los rapsodas ocasionales:

Imagina que no hay países
No es difícil de hacer
Nada porqué matar o morir
Ni tampoco religión
Imagina a toda la gente, viviendo en paz

El mar aparecía majestuoso y el sol se reflejaba en los ligeros rizos despertando ecos lumínicos brillantes que dibujaban trazos cambiantes en el techo del auditorio.

Imagina nada de posesiones
me pregunto si puedes
ninguna necesidad de avaricia o ansias
una hermandad del hombre
imagina a toda la gente
compartiendo todo el mundo...

Me deje arrastrar por las palabras. Todo alrededor parecía alcanzable y un estremecimiento me recorrió la espalda. Quería creer en esas palabras que alguien creo cuando no sabía aún que moriría poco después a manos de un ¿loco?
Cerca de allí sin embargo se acercaba navegando por aquel mar, que se me antojaba tan cercano y acogedor, la demostración de que a pesar de la esperanza y de las palabras motivadoras siempre hay algo que se encarga de contradecir la buena voluntad. Miles de personas arriesgando su vida para huir de la miseria. Ahora ya no se les llama pateras, se llaman kayukos.
No se muy bien cual es la diferencia del medio de transporte, pero la doliente carga humana que transportan tiene la misma característica común, el miedo. Ese miedo que producen aquellos que no saben unir palabras para lanzar mensajes de esperanza y que solo saben transmitir MIEDO

Puedes decir que soy un soñador
pero no soy el único
espero que algún día te nos unas
y el mundo será uno

Después, el mar ya no me pareció tan rutilante

24 d’abril 2006

Sequia


Sequía. Sequía casi total. Hace días que no publico nada y hoy casi me tengo que obligar a escribir para que no se oxide este tímido intento de expresar lo que pienso.
No debe ser tan difícil. Solo hay que coger carrerilla y pulsar una tecla tras otra. Y otra. Y otra.

Pues no. El agua no mana.

Para distraerme un poco, he metido en el ordenador un video que hice en Praga hace tres años. Bonita ciudad. Es de aquellas que no me importaría volver a visitar, incluso con alguna frecuencia.

Puede ser que fuera coincidencia, pero los días que estuve allí tenían un color especial, luminoso y transparente. Y también las noches.

He intentado encontrar esta atmósfera en “Las siete Iglesias”, uno de los libros que compré ayer, por San Jordi (ya se sabe, rosas, libros, miríadas de personas arriba y abajo y famosillos firmando libros que pretenden haber escrito), pero por el momento y hasta donde he llegado, no he sabido encontrarla. Puede ser que Milos Urban, buen escritor checo de trhillers, al utilizar su ciudad como escenario para la novela ha querido destacar precisamente lo que yo no vi en mi viaje, es decir una ciudad tenebrosa y lúgubre como la portada del libro, donde el puente de Carlos parece más bien un cadalso.

Lo que si he hecho en estos días de sequía, ha sido dedicarme a navegar por otros blogs y cavilar sobre lo que la gente dice protegiéndose en el anonimato Muchas veces me sorprende pensar que alguien con quien me cruzo en la calle es quizás aquel que en su bitácora dice pestes de la vida, de la sociedad y de su mierda de empleo o que el chico con aspecto de rapero y sendos piercings horadándole orejas y cejas, se muestra en su blog como un muchacho sin recovecos, con gran afición a la música clásica o que el hombre de la corbata deslucida y el traje gris, es el aventurero que narra viajes a remotos y exóticos lugares.

La modosa chica que está sentada en la cafetería leyendo y amparada tras sus gafas, mientras discretamente y de vez en cuando mira a quien pasa por la calle, puede ser la que firma con seudónimo lúbricas inventivas sobre arriesgadas prácticas sexuales, que a lo mejor no ha practicado nunca.

En cuanto a procacidades escritas y gráficas por muchos y muchas en el terreno sexual, ¡que cantidad de blogs dedicados a estos temas¡ Muchos de ellos los firman mujeres y no es que yo me espante de nada, pero ante lo que se manifiesta y se fotografía en alguno de ellos me cuesta pensar que realmente detrás de la escritura está una mujer.

No porqué piense que no haya mujeres que sean capaces de escribir sobre temas eróticos, sino porqué incluso en algunos libros que he leído, de los que sí se cierto que sus autores son mujeres, he encontrado siempre un determinado estilo en el enfoque del erotismo, alejado de la vulgaridad que exhiben algunos de los blogs que he visitado.

Hablando de erotismo, más bien de pornografía, hace dos semanas apareció la noticia de que la Generalitat de Catalunya subvencionaba el doblaje de una película pornográfica al catalán. No tengo prejuicios en contra de la pornografía. Debe de ser un grandísimo negocio, por la abundancia que hay en películas, revistas y por Internet. Encuentro censurable en una parte de esta sociedad hipócrita que haga aspavientos ante ella, pero que en cuanto puede sintoniza los canales donde se exhibe.

Lo que me preocupó es que en la misma semana y cadena de televisión en la que apareció esta noticia, pasaron un reportaje sobre las personas ancianas que no tienen una pensión digna y sobreviven con dificultades para comer o habitar una vivienda, mientras que en algunos casos también son victimas de malas prácticas de cuatro desaprensivos, por llamarles suavemente, que pretenden hacerse con sus viviendas y/o sus escasos bienes.

¡Esto si que es pornografía!

Ya se que lo que haya costado el doblaje de la película en cuestión no soluciona el problema de los que no llegan a final de mes. Pero dar este dinero y además publicarlo a los cuatro vientos, justificando el porqué, coincidiendo casi con la transmisión del anterior programa, me parece una exhibición impúdica.

Y repito, no pienso que la pornografía se deba de prohibir – salvo, claro, en lo que pueda suponer de explotación, abuso, corrupción de menores, etc. y cuidando siempre además que su visionado esté reservado para personas adultas - pero, ¿alguien puede decirme que diferencia hay entre los gemidos en catalán y en castellano?

En fin que no, que no digo que no se doble al catalán, pero que se gaste el dinero quien pueda suponer que así tendrá un mayor mercado y que se lo cobre a los usuarios que estén dispuestos a pagarlo gustosos.

Para acabar y evocando otro tipo de navegación, estas pasadas vacaciones he pasado un par de días navegando en un velero de un amigo. Sentir el viento y el sol en la cara y bajo tus pies el deslizar del casco sobre el agua, es una de las sensaciones sensuales por las que hay que dar las gracias. La foto es auténtica.

Por cierto, no he vuelto a ver al amigo disfrazado. Menos mal.

Jordi Nounou.

11 de març 2006

THE PACIFISM

The curiosity drove me to attend the meeting called by Thubten Wangchen, who is a Buddhist monk, living in Barcelona, and representing his Holiness the Dalai Lama.

My interest was based on my aim to meet personally a man who says that Tibetan people consider weapons not as the best way to reach the freedom for Tibet, in spite that his country was invaded by Chinese in 1959.

For the present there are about 6 million original Tibetan inhabitants in this country, and 7, 5 million of Chinese people who live in Tibet, what consider really a part of China.

A comment included in a interview to Wangchen called my attention. He said that never the Buddhist religion justified a holy war like Muslims, Sijhs or even Christians in the past.

The question is ¿what will happen with Tibet? I’m afraid that in the future the culture, the political orientation and the identity signs of Tibetan people, in general, will be water downed inside the Chinese environment. In fact, the Chinese authorities are making efforts to build god communications with Tibet, railway, roads, oriented to facilitate the immigration of Chinese people to this country.

Some difficulties of Mr. Wangchen speaking Spanish, minimized the message, but what I understood was that finally they are not asking for a really freedom, but for a determined kind of autonomy inside China.

I think that it has a lot to do with the pragmatic behaviour of Orientals and especially of the Buddhist. ¿Is it possible to oppose against the human tide that threat Tibet? ¿Or perhaps the best could be to reach enough power to protect the Tibetan interest, not only cultural or identity signs, but possibilities to improve the quality of life for them?

However I want to underline that my impressions are based only in the few knowledge I have about them, even that every day I become more and more interested on their philosophy.

On the other hand, I don’t know if this feeling is the same for all Tibetan People. Maybe there are some of them disposed to fight.

The weather in Barcelona, and of course in the San Jaume’s Square, was windy and uncomfortable. Despite of this, a window in the town hall was opened and the light shined inside the room. Maybe the Barcelona’s Mayor was listening to Mr. Wangchen’s speech, trying to find parallelisms between the request of autonomy for Tibet and the process of the “Estatut” for Catalonia.

After the meeting end, we walked across Ferran Street, towards Las Ramblas, and decided to eat something in a new Oyster Taverna. I thought in the new book by Arturo Perez-Reverte, “The painter of battles” and some words that he pronounced in the presentation of his book:

“¿What do you think about de pacifism?”.

“I don’t like the war, but there are inevitable wars. In the war you can’t put the other cheek. The tanks cannot be stopped with flowers. The dialog between civilizations and the good manners doesn’t drive to somewhere. All of us have a gun against the head; we can choose between remaining stopped or run fifteen meters. Fifteen meters that means a full life of love, freedom, dignity and culture”

At the time I was preparing an oyster to eat I thought in what is the best way: the pacific one, but trying to reach more power to control or the fight. I gave a sight around the Taverna. The seats were not very comfortable and I prefer the Cambado’s oysters, but the rest of food and the wine were not bad at all.

And then I saw him again. That time I felt that there were too many coincidences: the airport, last Thursday and yesterday. He was seated alone five or six meters away from our table, at my left, clearly looking to me, with very shining eyes, as he was little drunk.

His clothes were the same than the last time I saw him. The only difference was that he didn’t wear the New York’s cap. The waitress passed in front off me, and in the next second he was not there anymore.

This situation began to bother me a little.

03 de març 2006

El cupón


Ayer acabe temprano. Tuve una reunión fuera de la oficina y por una vez empleamos el tiempo necesario y no más. ¿Y ahora que hago? ¿No tenéis la sensación, cuando os sacan de la rutina normal, de que no sabéis que hacer?

Bueno, seguro que hay muchos que sí sabéis que hacer, pero en este caso es que aún no estáis intoxicados. Decidí dar un paseo desde donde estaba hasta la Plaza de Catalunya, para coger allí el tren y dedicarme de paso, por el camino, a una de las cosas que me gustan mucho y que es pararme en alguna librería tipo FNAC o Vips, para curiosear entre los libros expuestos.

La tarde empezaba a tener este ambiente grisáceo que precursa la noche, pero aún había claridad y las luces de los comercios sin embargo estaban ya abiertas, así que me auto confirmé mi decisión de hacer caso omiso de mi impulso genético para estar haciendo algo “de provecho” y empecé a andar, procurando no ir acelerado como siempre.

No notaba que hiciera frío, a pesar de que se veían caras ateridas entre las personas con quienes me cruzaba. Iba andando por el paseo central con parsimonia, contemplando como algunos ciclistas que circulaban por encima de la acera del paseo hacían verdaderas fintas para evitar a los transeúntes que caminaban por allí.

A mi me gusta circular en bicicleta, aunque no la he considerado nunca como medio de transporte, sino de deporte o de diversión. Ello no quiere decir que rechace esta posibilidad, pero creo que Barcelona en general no está preparada, como lo están otras ciudades, para la utilización de la bicicleta. No hay suficientes carriles “bici” y en muchos sitios, como por ejemplo en la calle Tarragona, no existe una clara separación entre la zona reservada a los peatones y los carriles destinados a los ciclistas, con lo cual son frecuentes las broncas.

Recuerdo cuando hace muchos años estuve en Holanda, cómo quede sorprendido por la masiva utilización de este medio. También en otras ciudades, caso de Hamburgo, Munich o Berlín, donde también se usa bastante intensivamente, pese a las malas condiciones climatológicas que se dan en ellas durante una buena parte del año.

Decidí pasarme a una acera lateral, para seguir caminando con tranquilidad y de paso chafardear en los escaparates de las tiendas. Observé que algunas personas que se cruzaban conmigo me miraban con cierta fijación, por lo cual pensé que quizás tenía algo en la cabeza o en la cara. Me palpé reiteradamente el pelo y las mejillas y no notaba nada raro.

Por el rabillo del ojo vi un espejo que formaba parte de las instalaciones de un comercio y todo lo disimuladamente que pude me aproximé para mirar si había algo indeseado en mi apariencia, yo que se, una cagada de paloma por ejemplo. Pero no veía nada más raro de lo usual y ya sin percatarme de donde estaba me acerqué aún más.

Nada, por lo que concluí que debían de ser manías mías. Me desplacé un poco más a la derecha, con lo cual entré en la luz del escaparate, sin dejar de mirar el espejo a mi izquierda y así estuve un poco aún, tratando de detectar algún desaguisado.

Cuando desvié la vista hacia el contenido del comercio que tenía delante de mí, me encontré con una mirada entre divertida y enfurruñada, enmarcada entre un sujetador fino finísimo y un tanga aún más liviano. Me había parado ante una tienda de lencería y la dependienta, observando mi comportamiento y visajes, debía creer que estaba ante un viejo verde reprimido que fantaseaba con el contenido del escaparate.

En lugar de sonreír y pasar de la escena, quedé un poco cortado, me aparté y seguí andando, sintiéndome un tanto incomodo. Bueno, no pasa nada, hacer un poco el ridículo tampoco es tan malo.

Un poco más abajo, vi un kiosco de la ONCE y llevado de esa sinrazón repentina que como un fogonazo te sacude, me acerqué para comprar un cupón. No es que confíe mucho en que me toque alguna vez, pero ¿y si toca? ¿Creéis en la suerte? Yo si. Creo que hay personas que tienen suerte y otras no o no tanta.

Debe ser una cuestión de conjunción astral (en lo que no creo, pero de vez en cuando leo los horóscopos, como todo el mundo), o genética o de guapura intrínseca, o…¿Cuánto es tener mucha suerte o poca suerte? Para unos, tener mucha suerte es despertar cada día otra vez. Otros creen que tienen poca suerte si su ego no se reafirma unas cuantas veces al día con las cosas que les vienen de cara. En fin, hoy no quería ponerme trascendental.

No obstante si creyera en este tipo de suerte a pies juntillas, nunca compraría un cupón o un décimo, porqué de esa “suerte” si que no he tenido nunca. A veces me pasa que tras comprar un cupón o hacer una “primitiva” dejo pasar los días sin comprobar si ha tocado algo o no, como con temor de verificar que no me ha tocado nada.

Claro que en otras cosas si que he tenido suerte, pero ya sabéis como somos los depresivos, siempre pensamos que la suerte tiene vedados sus efectos en nosotros.

El kiosco estaba atendido por una mujer de mediana edad, rellenita, pero atractiva y de aspecto cuidado, aparentemente invidente, por la forma de fijar su mirada con abstracción. Le pedí un cupón para el sorteo del viernes. Si ha de tocar, que toque algo sustancioso ¿no? Ella me preguntó que qué numero quería.

Cualquiera – le dije. ¿Para que voy a ponerme a pensar si es mejor que acabe en 7 o en 9?

- Aquí está, son dos con cincuenta.

Le alargué un billete de cinco euros, que palpó con profesionalidad y me preguntó - ¿No tiene suelto?, es que ando mal de cambio.

Eché mano al bolsillo y saqué el monedero, abriéndolo, con tan mala pata que las monedas que había en el interior salieron disparadas, desparramándose por el suelo.

- Vaya, un momento por favor que se me han caído, pero creo que sí tengo suelto.

- No se preocupe, no hay prisa.

Me agache para recoger las monedas y al incorporarme me di en la cabeza con la plataforma que subrayaba la ventanilla del kiosco. No me hice daño, salvo en mi autoestima. ¿Por qué me pasarían tantas cosas inusuales en un solo día?

La mujer seguramente se dio cuenta por el ruido que hice y me preguntó - ¿se ha hecho daño?

No, no - mentí avergonzado - es que he golpeado con el maletín la pared del kiosco – E inmediatamente me pregunté por qué había dicho esto.

La mujer sonrió, mirándome sin verme me alargó el cupón y dijo – Aquí está el cupón, que tenga mucha, mucha suerte, señor. Bueno, de alguna forma ya era un premio.

Me volví, dispuesto a seguir mi camino y ahí estaba. Que casualidad, pensé. Ahí estaba, al otro lado de la Rambla el individuo disfrazado, que me llamó la atención en el aeropuerto de Madrid,

Ayer no iba con el niño, ni llevaba a rastras la maleta, pero vestía casi igual que el día que le vi en Barajas, gorra incluida. Estaba hablando con otra persona en la entrada de un portal de esos típicos en el ensanche barcelonés, arquitectónicamente muy historiado, de estilo modernista y con grandes lámparas de hierro forjado en los laterales, enmarcando una amplia escalinata de mármol.

Por un momento creí que me miraba, pero solo fue una ilusión, porqué aquel rey de carnaval parecía muy entregado a la conversación que mantenía con la otra persona.

Bien, cosas más raras se han visto. Proseguí mi camino hacia la estación del tren, dándome cuenta que ya había oscurecido y sin más ganas de pasear.

23 de febrer 2006

Qui espera, desespera

Estic a l’aeroport de Madrid, esperant a sortir en un vol que encara tardarà dues hores a enlairar-se. Això si tinc sort i no surt amb retard. Hi ha quelcom mes avorrit que esperar en un aeroport, tot i que sigui en la flamant nova terminal T4 de Barajas?

L’únic positiu es que en aquesta sala hi ha ordinadors a disposició dels qui esperen, Al voltant meu la gent fa la mateixa cara melancòlica que penso faig jo. Segurament que tots tenen coses millors a fer.

Des d’aquí veig un mostrador d’atenció al públic, on una hostessa tracta de calmar els ànims d’un home que clarament nerviós li està preguntant no se que. L’escena es un espectacle; malgrat que no els sento, podria imaginar-me el que diuen.

Tan se val el problema quin sigui: l’home s’agafa amb les mans al mostrador i s’arrauleix defensant els seus drets. L’hostessa posa cara una mica desafiadora com dient “això no es culpa meva, jo soc aquí una empleada i vostè no te perquè posar-se així”.

O ves a saber que. Potser tot un altre historia. A lo millor l’home es conegut seu i ha vingut fins aquí per a exigir-li que torni amb ell, que des que s’ha incorporat a la nova terminal no la veu i que se sent gelós dels que una mica mes enllà, amb un posat púdic es treuen el cinturo sota la mirada torba dels “segurates” que vigilen que no passis res contraindicat dins de la sivella. Desprès, tot subjectant-se els pantalons amb por de que els caiguin (no com aquell que se’ls va treure expresament), travessen amb pas dubtós per l’arc de raig X, tot temen que la maquina piti.

Ei! I aquell? De que va disfressat? Un home alt que em recorda a en Juan Luís Guerra, arrossegant una maleta molt viatjada, avança com si el mon fos seu absolutament i amb una aparença desmanegada. Du uns pantalons d’aquests tipus turc, tot amplots, amb el “tiro” pels genolls i recollits en els turmells com un ciclista qualsevol. En els peus calça sabatilles de gimnàs de color blanc i es cobreix el cos amb un ponxo de llana gruixuda i de coloraines.

Al cap hi porta una gorra de color vermell, amb les lletres entrellaçades de N.Y. de la que se li escapa una cascada de rinxols negres que li tapen les espatlles. El contrast el posen unes ulleres amb muntura daurada molt fina i un maletí d’ordinador a la bandolera, amb unes inicials grises, T.G.E. que deuen de pertànyer a alguna marca comercial, que no conec.

Al seu costat hi camina un noi d’uns deu anys, sorprenentment ben vestit si pensem en com va qui l’acompanya. Llueix un abric blau de qualitat, unes sabates lluents i du una tarja d’identificació penjada del coll amb una cinta. Cabells curts de color ros i ben pentinats, una cara en la que ressalten uns ulls blaus intensos i llavis infantils, li donen aquella aparença de fill que moltes mares voldrien per elles

L’home alt avança a grans petjades, mirant a dreta i esquerra com si busques els lavabos i el nano gairebé corre per a seguir el seu pas.

Be tot plegat, no se perquè em fa venir a la memòria que estem a la setmana de carnaval i que cadascú en aquesta vida es disfressa com vol o com pot. Fins i tot hi ha que hi va sempre de disfressat, sigui en el vestit, sigui en l’anima.

No se el motiu de que m’hagi fixat en aquests dos, però darrera d’ells m’imagino una historia, si no impactant, al menys interessant. Quantes histories rares passen molt sovint pel nostre costat i ni ens adonem.

Em sembla que criden el meu vol. Ja seguiré, me’n vaig corren.

18 de febrer 2006

HISTORIA DE UNA CASA


El aire era denso aquel 14 de Mayo. Tres personas avanzaban con paso pesado por la Avenida Icaria, un hombre y dos mujeres.

Venían andando desde lejos, desde Santa Coloma y notaban el cansancio en sus piernas, debilitadas ya por la frugal alimentación que hacia días que consumían, en aquella ciudad que cada día más sufría las consecuencias de la guerra.

El padre, instaba a su mujer y su hija para que se dieran prisa, porqué no le gustaba que la noche les pillara por aquellos solitarios alrededores. Hacia poca que habían rebasado el cementerio del Pueblo Nuevo, que les pareció más lúgubre si cabe y se estaban adentrando ya entre las naves industriales de la zona. El padre, cuando pasó cerca de las oxidadas verjas no pudo evitar que su pensamiento se dirigiese hacia el nicho de la familia en aquel cementerio, si bien esbozó una sonrisa al recordar como había devenido el que su familia tuviera derecho a este nicho: a través de una partida de cartas que un antepasado suyo había jugado y ganado a un militar.

De hecho, allí reposaban ya los restos de sus padres y pensó que cuando pudiera debería de hacer cambiar la lápida, puesto que en la misma aún se leía el nombre de la familia que había perdido el derecho a la sepultura en cuestión. Sin embargo, malos tiempos los de guerra para alguien cuya profesión era la de escultor, la economía familiar no andaba muy boyante precisamente.

La mujer andaba sumida en sus pensamientos, tratando de explicarse porqué la gente se había vuelto loca y se dedicaban a matarse unos a otros con tanta saña. Raro era el día en que no les llegaban noticias de personas, otrora vecinos, gente risueña y amable, que de golpe se habían alineado en uno u otro bando, espoleados por las soflamas de unos u otros. Ahora en la ciudad les tocaba esconderse a la gente de derechas o a aquellos que aún no siéndolo se mostraban tibios o no suficientemente contundentes en su postura política oficial, aparte de los curas y en general toda la gente con etiqueta de facistoide. Maria creía que la vida era más sencilla que todo esto. Creía que si unos pensaban en tener razón lo lógico sería que lo explicasen y la defendieran con la fuerza de las palabras y no la de las armas, que tanto dolor y llanto llevaban a las familias.

Temía también el que en algún momento los ahora perseguidos se convirtiesen en perseguidores y sobre todo temía por su hija Teresa. Teresa, 19 años. Tampoco Teresa entendía la guerra. Pensaba que al fin y al cabo quienes luchaban en uno y otro bando en definitiva eran ciudadanos muy próximos entre sí y además parecía que incluso las hostilidades se habían despertado entre gente teóricamente perteneciente al mismo bando: a principios de mes se habían levantado en armas los extremistas del P.O.U.M. y de la C.N.T., los comunistas habían atacado a los del P.O.U.M., el P.S.U.C. se oponía a la C.N.T…¡vaya lio!

Hasta hacía poco tiempo había asistido al avanzado Institut Escola de la Generalitat Republicana, en el parque de la Ciutadella y allí le habían hablado de tolerancia, de respeto, de la mujer en una sociedad libre, de tantas y tantas cosas que se le caían como un castillo de naipes cuando miraba a su alrededor.

Recordaba también a cuantos había visto incorporados al recientemente creado Exercit de Catalunya. Subidos en camiones con una risa en los labios y enardecidos por las consignas, posiblemente alejados de los complicados tejemanejes entre los distintos grupos sindicales o políticos que se disputaban el escenario.

Al cruzar una calle, el padre levantó la cabeza y vio una amenazadora nube de humo que se levantaba sobre la Barceloneta ya cercana, el barrio donde vivían. Un temor indefinido se apoderó de él y apresuró aún más el paso, tirando de Maria y de Teresa, recordando las sirenas que por la mañana habían oído desde lejos.


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Francesco apretó con fuerza la palanca de altura de su Savoia 79 y miró de reojo a su compañero Aldo, que empuñaba los mandos a su lado. Se acercaban a Barcelona y el mar refulgía a sus pies con brillantes tonos dorados.

Habían despegado de Son San Juan en Palma hacía hora y media aproximadamente, con destino a Barcelona y con el objeto de bombardear instalaciones militares situadas cerca de puerto de la ciudad. Francesco no pensaba mucho en lo que iba a hacer. Otras veces había realizado acciones de bombardeo aéreas en otros puntos de la costa española y siempre era lo mismo: volar, llegar a destino, eludir el escaso fuego de las baterías antiaéreas y descargar la tonelada y media de bombas que llevaba en la bodega.

No parecía muy complicado, el único problema estribaría en que aparecieran los temidos “chatos”, cazas de fabricación rusa, de gran maniobrabilidad y que podían complicarles la vida a los Savoia, pese a tratarse de aeronaves dotadas de los últimos avances tecnológicos.

El piloto pensaba también en el regreso. Le gustaba Palma y pasear por sus calles, aún cuando procuraba cumplir con las estrictas recomendaciones del mando, a fin de no entablar relaciones con los naturales de la isla. Pero no podía eludir el pensar en aquella chica con la que se cruzaba a veces en la Plaza de Mercadal, cuando iba a tomar una copa con los amigos. Cierto es que ella la mayor parte de las veces lo ignoraba y en otras más bien se pintaba en su cara un rictus de desprecio al verle.

Pero Francesco era joven e inasequible aún al desaliento. Cualquier día le diría algo y trataría de entablar relación con ella.

Entonces notó que Aldo hacía gestos con la mano izquierda, señalando con el pulgar hacia abajo. Habían llegado. Debajo de ellos se dibujaba una franja de tierra alargada, unida a la ciudad como un apéndice. Sabían que su objetivo estaba en la parte más ancha, donde la franja se unía a la costa y empezaron un picado en aquella dirección, empujando el timón hacía adelante.

Era en ese momento cuando la adrenalina hacía su aparición y se desarrollaba en segundos lo que para Francesco siempre le había parecido una eternidad. A su alrededor empezaron a aparecer claveles grises. Eran las explosiones de los disparos que desde tierra les hacían las baterías antiaéreas, con poca fortuna por cierto. Ambos eran conscientes de que los otros seis miembros de la tripulación estaban pendientes de ellos y escrutaban continuamente el espacio en busca de un enemigo más peligroso que los disparos antiaéreos.

Contaron entre dientes, quattro, tre, due, uno, ¡fuori!, y Aldo empujo la palanca que abría la bodega, soltando así el ramillete de bombas, que primero perezosas, como renuentes a abandonar el claustro que las había albergado, fueron ganando luego rapidez y emitiendo un poderoso silbido bajaron en busca de sus victimas.

Francesco enderezó el avión y ganando altura apretó a fondo el gas para salir cuanto antes de la zona. Ignorante de lo que había hecho. O más bien era que no lo quería saber.

Porqué de las bombas que habían soltado, prácticamente ninguna llegó a su hipotético destino bélico. La mayoría de ellas cayó en medio de las bien alineadas calles de la Barceloneta, matando a civiles y destruyendo casas de humildes familias, en aquel barrio marinero.


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Habían llegado al cruce de la Avenida Icaria con el Paseo de la Barceloneta. Los almacenes del puerto se perfilaban delante suyo, con sombras grises amenazadoras. Pararon un momento ante las vías del tren que atravesaba el Paseo, uniendo la zona industrial del Pueblo Nuevo con el puerto, mirando a derecha y a izquierda, aunque dudaban que en aquel momento circulase tren alguno.

En aquel momento vieron a varias personas que se apresuraban cargando bultos y corriendo en dirección a la Plaza Palacio.

Maria se paró a mirar a dos hombres, de aspecto desaliñado, vistiendo jubones de los que solían usar los mozos que trabajaban en el cercano Borne – el mercado de abastos - y que acarreaban sendas sillas sobre sus espaldas. “Mirad – dijo – aquellos hombres llevan unas sillas como las nuestras”.

Teresa y su padre observaron por un momento a aquellos hombres, que se alejaban presurosos, mirando con desconfianza hacia atrás. El padre volvió a empujarlas: “vamos, vamos que hemos de llegar a casa”.

Encararon la calle Balboa y soslayando la herrería de caballos que había al principio de la misma, casi corrieron hasta llegar al Pasaje Carbonell que era donde estaba su casa, donde vivían.

Y allí con perplejidad y horror se dieron cuenta de que las sillas que se llevaban los energúmenos con quienes se habían cruzado momentos antes no solo eran parecidas a las suyas. ¡Eran las suyas!

Donde había estado su casa se abría un hueco pavoroso. De sus pertenencias, de todo aquello que tanto les había costado reunir para compartir una vida, de aquellas paredes donde Teresa se había incorporado a la vida, no quedaba nada. Una bomba, guiada por un piloto italiano, se lo había llevado por delante.

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Esta historia tiene parte de realidad y parte de ficción. La parte de realidad se refiere a mis abuelos y a mi madre, que vivieron fielmente cuanto se refleja en la historia. La parte de ficción se refiere a las experiencias y sentimientos de los pilotos italianos, que son personajes inventados, pero cuyo retrato pienso se debe de acercar mucho a la realidad.

Mi familia tuvo mucha suerte, en primer lugar porqué no estaban allí cuando cayo la bomba, en segundo porqué una hermana de mi abuelo les acogió en su casa hasta que tuvieron la oportunidad de encontrar otro alojamiento y en tercero, porqué a pesar de las penalidades de la guerra, pudieron contarlo. Otros no tuvieron tanta suerte.

Tan solo en el bombardeo de Barcelona que afectó a la zona de Gran Vía con Balmes, el 17 de marzo de 1938 (¡objetivo claramente militar!), murieron más de 600 personas.

El testimonio queda ahí. No he podido averiguar con seguridad si la fotografía que incluí en mi anterior nota incorporada al blog, depositada en el Archivo Histórico de Cataluña y publicada recientemente en el periódico “La Vanguardia”, corresponde exactamente a la casa que perdió mi familia como consecuencia de los bombardeos de la Barceloneta, pero por la fecha y las apariencias físicas del entorno, bien podría serlo.

La publicación de esta historia es simplemente una invitación a la reflexión. Porqué después de tantos años, el horror persiste.


28 de gener 2006

¡VAYA GALVANA!

No se si es el frío de fuera, mi brazo chungo tras la luxación del hombro, las pocas ganas de hacer nada y un cierto cansancio ante el espectáculo socio-económico y político que deprime bastante, lo cierto es que hace días que no me entra el gusano para escribir.

En una de mis últimas publicaciones en la blog, puse que hablaría de Harold Pinter, el Premio Nobel de Literatura. La verdad es que lo hice como consecuencia de haber leído el discurso que pronunció ante la Academia cuando fue a recoger el Premio conteniendo a mi modo de ver, unas muy lúcidas manifestaciones sobre el papel de los políticos y de los EEUU en grandes crisis, como Nicaragua, El Salvador, Cuba, Irak, etc. Vamos, que utilizó el magnífico pulpito que la entrega del premio le ofreció, para lanzar una espléndida crítica en contra del papel que el presidente Bush se ha arrogado y la forma como lo está haciendo, decidiendo quien es terrorista, donde y como lo va a perseguir e involucrando a otros países en esta cruzada..

Como para reafirmar estas manifestaciones, leía precisamente esta mañana que 22 miembros de la CIA., están incriminados por el secuestro de un ciudadano en Italia, que no tenía nada que ver con ninguna conjura ni actividad en contra del Imperio. Estos chicos, de tanto hacer películas de espías con permiso para matar, han confundido la realidad con la ficción y eso es peligroso, muy peligroso.

Volviendo a Pinter, su discurso me llevo a leer su único libro publicado, porqué es más bien dramaturgo. Supongo que el Premio se lo habrán dado por el conjunto de su obra y en cuanto a la de teatro la desconozco. Por lo que se refiere a la novela, Los Enanos, de larga gestación, puesto que empezó a escribirla en 1952 y la terminó en 1989, debo de confesar mi desorientación.

No es una novela al estilo de las que estamos habituados a leer, con un argumento, una descripción de los personajes y de su entorno, una evolución dramática y un desenlace. La calificaría de un tanto surrealista, pero lo cierto es que, y de ahí le intuyo al autor una gran capacidad como dramaturgo, crea un escenario en el que sus personajes se mueven y al que el lector se incorpora como un espectador que contempla la obra desde el mismo ámbito donde se desarrolla la ¿acción?.

El reconocimiento del Premio, por lo menos en lo que atañe a este libro y sin entrar a valorar la obra teatral, que desconozco, me da la impresión de que en los últimos tiempos la Academia busca premiar estilos de escribir distintos. Y si no véase el Premio anterior, reconocido a la austriaca Elfriede Jelinek, escritora, rara donde las haya, desde mi punto de vista. Leí de ella Los Amantes y la verdad, es que no he podido terminarla y ello sin negar el valor de de su crítica social sobre la condición de las mujeres en Occidente, pero el estilo me resulta difícil.

Bueno, ya está bien por hoy, que eso de darle al espaciador con el meñique y escribir con un solo dedo se me hace algo pesado. Ah!, otro día hablaré de lo que significa la foto.