06 de febrer 2009

Año nuevo chino

Siempre me había impresionado la frase “ab urbe condita” de los romanos, puesto que suponía una trascendencia histórica más allá de los marcos que la civilización cristiana nos señalaba. En la época en que estudiaba, a través de los textos y de las enseñanzas recibidas, por lo menos en este país, parecía como si todo lo ocurrido históricamente fuera de estos marcos tuviese una importancia secundaria.


Roma fue fundada entre los siglos X y VII A.C., es decir ahora hace entre 2.700 y 3.000 años. Leer, conocer lo ocurrido en el mundo durante ese tiempo A.C., haciendo abstracción de lo que nos mostraban los peplums hollywodienses, fue para mi todo un descubrimiento. Lo mismo que leer a los clásicos griegos, que me permitieron enterarme de que el pensamiento, las formas de relación social y los sistemas políticos democráticos no eran un invento tan cercano a nuestros días.


Pero ahora, estoy aprendiendo a conocer una civilización, un pensamiento y una forma de entender la vida mucho más antigua que la romana. Justamente la semana pasada los chinos celebraron el año nuevo correspondiente al 4.707 de su era. Teniendo en cuenta que el calendario chino es muy parecido al nuestro, la dimensión temporal de esos 4.707 años cobra una especial intensidad.


Nuestro calendario, llamado juliano por haber sido impulsado por Julio Cesar, parece en realidad una herencia del calendario chino.


Además, China debe ser quizás la única nación sobre la capa de la tierra (puede que también la India) que ha permanecido tanto tiempo con una configuración geográfica, filosófica y humana parecidas. No política, porqué son conocidos los cambios que aportó a la civilización china la orientación hacia el comunismo, piloteada por el “Gran Timonel”, pero aún así el imperio como forma de gobierno perduró hasta prácticamente el primer tercio del siglo pasado.


El antiguo Egipto por ejemplo, tuvo una dimensión temporal que arrancó aún más temprano que el periplo histórico de los chinos, hace unos 5.150 años. Pero el Egipto actual nada tiene que ver con el de los faraones, como no sea en la explotación de los monumentos antiguos como recurso turístico. Como en nada se parecen tampoco los actuales iranis o irakis con respecto de los antiguos persas o de los sumerios.


Mi padre tenía un libro, que lamento no conservar, y que se llamaba “Los chinos son así”. Era una edición de los años 20 creo recordar y me fascinaba, porqué pese a entender que estaba tratando sobre seres humanos vivientes en nuestro planeta, cuando leía aquel libro o contemplaba sus ilustraciones, creía estar leyendo una obra de ciencia ficción.


Quizás de la misma manera que me fascina actualmente profundizar sobre el conocimiento de los chinos, su historia y su filosofía de vida. Descubrir algunos escritores chinos coetáneos de nuestros escritores del siglo de oro español ha sido una experiencia refrescante.

03 de febrer 2009

CARTELL VIST A BARCELONA EN UN FRED MATI PLUJOS


Però, això de San Valentí, no tenia que veure mes amb el cor que amb el cul?
Es clar, que potser alguna connexió hi ha...

02 de febrer 2009

La genética

Leo en el periódico la información de un genetista que se define como progresista y ateo (nada que objetar, que conste), de que existe algo que se llama la “genómica recreativa" – vamos, como jugar al Monopoly - y que en los USA, hay quien paga 300 Euros para que le hagan un estudio genético, como el genealógico. Me entero ademas que los catalanes tenemos un 92% de genética ibérica, un 6% de genética judía y un 2% de genética africana. Maravillado me he quedado.


Aunque debo decir, respetando lo que esto pueda suponer para la ciencia, que me importa un huevo. Que la única genética que realmente me importa como pertenencia es la que sea atribuible a la raza humana.