20 de juny 2010

La feria de las armas

Era un muchacho
Que como a mi
Le gustaban los Beatles y los Rolling Stones
Viajaba por el mundo
Venía de los Estados Unidos de América

Hoy he visto en el periódico una información. Hay una feria de armamento en Paris, Eurosatory

No era guapo
Pero alrededor
Tenía mil mujeres si
Cantaba Help, Ticket to ride
O Lady Jane o Yesterday

Es una feria organizada como cualquier otra donde se intenten vender productos, podrían ser coches, o tejidos, o náutica, o una feria dedicada a la agricultura. Las pautas publicitarias de comercialización, demostraciones o reuniones promocionales son parecidas. Pero en esta se ofrece armamento de todo tipo, desde pistolas y fusiles de asalto, hasta tanques o misiles.

Cantaba viva la Libertad,
Pero recibió una carta
Me regaló su guitarra
Fue reclamado desde EUA

Nota destacable: la ecología ha llegado a la destrucción. En esa feria se muestran por ejemplo proyectiles de munición no tóxica para el medio ambiente. O sea, matan a su destinatario – o algunas veces a alguien que pasaba por allí - pero no estropean el entorno. Es de agradecer, ¿no?

¡Basta de Rolling Stones!
¡Basta de Beatles, basta!
Me han ordenado ir al Viet-Nam
y disparar contra el Viet Cong
tatatatatatatatata…………

En todos los stands se exhibe la indicación de que todo esto es para la protección y la seguridad de sus poseedores. Nunca para agredir o para utilizar en una acción desencadenada contra un “enemigo”. ¡Que buenos que son estos fabricantes y comercializadores de armas! No se porqué me han recordado a los mensajes que últimamente se utilizan profusamente: “Hay un radar y vamos a ponerle multas, por su seguridad” o “jodase”, ay perdón, “lamentamos los inconvenientes que le producimos con estas obras, pero estamos mejorando las estructuras y servicios públicos de este lugar en su favor”

Viajaba por el mundo y acabó
Haciendo la guerra en el Viet-Nam
Ya no llevaba cabellos largos,
Ya no tocaba la guitarra, pero
Usa un instrumento que siempre da
La misma nota, “ra ta ta ta”

Y esas armas son cada vez más sofisticadas, cada vez recuerdan más a la tecnología de los juegos por ordenador. De hecho, alguien desde Oklahoma puede dirigir un avión sin tripulación que masacrará al enemigo en Pakistán o Afganistán (y de paso en cada vez más ocasiones a gente que poco tiene que ver con el enemigo), viéndolo en su pantalla de ordenador. Tal como si jugara a “Arma II”, pongamos por caso, un jueguecito de moda, al alcance de cualquiera y cuya publicidad destaca:

En cuanto a simuladores de guerra se trata este no tiene comparación alguna en el mercado! llevando al jugador al limite de sus capacidades, en el entorno estratégico como táctico! cada movimiento deberá ser bien analizado antes de realizarlo, la observación del terreno es algo primordial para…” solo al módico precio de 26,95 Euros

Ya no tiene amigos
Ya no tiene fans
Ve la gente caer a su alrededor
A su país no volverá
Puesto que ha muerto en el Viet-Nam
Ya no tiene un corazón en el pecho
Solo dos o tres medallas
tatatatatatatatatatata....

La información sobre la feria me ha traído a la cabeza esta canción de Gianni Morandi, que estaba de moda en 1967. Era un alegato contra la guerra del Viet-Nam en aquella época, pero sirve perfectamente como alegato en contra de cualquier guerra, un alegato en contra de las armas.




¿Supone esto decir que comprendo o justifico a los que ponen bombas, a los terroristas, a los que utilizan a la gente para que se inmole y de paso se lleve con el o ella otros cuantos, partiendo del principio de que el fin justifica los medios? Nooooooooooo.

Ocurre que yo creo que hay otras maneras de solucionar los conflictos. Si no, ¿de qué sirve la experiencia acumulada por la civilización humana en miles de años? Ya se, ya se que estamos hablando de seres humanos con todo su bagaje de miedos, egoísmos, intereses, pero esta “batalla” la humanidad debe de ganarla. Porqué esta humanidad debería de tener miedo, debería de tener miedo de que algún día alguien confunda la realidad con el juego y desencadene el Apocalipsis. Y este mundo cuyas bellezas se glosan tanto en miles y miles de ficheros *.pps que circulan por la red, se vaya a tomar por el culo.

No acepto que nadie se arme para “protegerme” a mí. No acepto que se tomen decisiones bélicas para “preservar” mi libertad, cuando en realidad obedecen a otros intereses, incluso los más nimios. Quizás no me alineo con los pacifistas que mezclan unas cosas con otras, pero odio profundamente las armas y comparto plenamente aquella estrofa de la canción de Victor Manuel, “Brazos cruzados”:

 Tal vez mañana no habrá nada que escupa fuego, y al que se invente el tirachinas le colgaremos.