05 d’abril 2009

¿Cerrado por la crisis?


¡Hola Mario! ¡Cuánto tiempo!

Si, desde Navidad más o menos.

¿Y cómo ha sido eso? Me tenías un tanto preocupado.

Pues que hemos estado en casa de mi cuñada en Castellón. No se si te he comentado alguna vez que tiene una granja y desde que murió su marido llevaba todos los asuntos administrativos atrasados. Le he estado ayudando poniéndolos al día y como tampoco tengo nada más…

Y el apartamento de Cambrils, ¿cómo lo tenéis?

Ha habido dos o tres personas que se han interesado, pero al final les ha parecido caro. Sigo intentando venderlo. Si me saliera una oferta mínimamente decente lo vendería. Aunque nos haya bajado la cuota de la hipoteca, no estamos para muchos gastos. Lo del paro no da mucho de si y nos estamos comiendo los ahorros. Ya te comenté que mi patrón no declaraba todo el salario que me pagaba, a efectos de cotizaciones a la Seguridad Social y que una parte del salario me lo daba en negro. Ya sabes, trapicheos típicos de muchos pequeños empresarios.

¡Eso es una cabronada! Típico de este país de espabiladillos, donde el más tonto hace relojes. De gente que sin tener el fuste suficiente para ser empresarios se dedican a montar empresas con cuatro palillos, pero que no tienen entidad suficiente para aguantar una estructura adecuada. Gente orientada a conseguir beneficios rápidos y cuantiosos, tratando de ahorrarse al máximo los costes y eso acaba repercutiendo en los trabajadores y en las inversiones necesarias para asegurar la viabilidad de las empresas. ¡Mucho ingeniero económico suelto es lo que hay!

No te cabrees hombre. Tú has tenido suerte con la empresa en la que trabajaste. No todo el mundo es igual.

Si, es verdad, pero fíjate, en este país el tejido empresarial está compuesto en más de un 80 % por pequeñas y medianas empresas, frente a un 67 % de nivel medio europeo. Estas empresas además dependen fuertemente del crédito bancario y esto es sabido desde hace mucho tiempo, por lo cual, a nadie le debería de extrañar que en tiempos de crisis la posición de este empresariado es elocuentemente débil. ¿No te recuerda esta situación la fábula de la cigarra y la hormiga? Por eso otros países podrán capear mejor el temporal. En el nuestro, en lugar de tener empresas potentes, capaces de generar y mantener puestos de trabajo, tenemos una gran colonización de empresas extranjeras instaladas aquí, que a la menor contrariedad amenazan con levantar sus reales y marcharse con la música a otra parte: Seat, Nissan, Sony, etc. Eso sin olvidar que las propias empresas españolas también deslocalizan parte de sus servicios. Tres de cada cuatro lo han hecho en los últimos años: Telefónica, Cortefiel o Zardoya Otis por ejemplo. Se que las medidas tendentes a preservar lo propio pueden entenderse como proteccionismo y en el sistema capitalista en el que vivimos esto es como mentar la “bicha”, pero, entre Pinto y Valdemoro, que tanto apoyar el liberalismo económico a ultranza nos puede deparar momentos muy amargos. Bueno, bueno, de todas maneras, me alegro mucho de verte. ¡La de conversaciones que nos hemos perdido, con la cantidad de cosas que han pasado durante este tiempo! Supongo que en tu “exilio” habrás seguido las noticias.

Inevitable. Desde que ponía la radio por la mañana, recibía continuamente el constante machaconeo sobre lo mal que va todo, sobre como la bolsa se derrumba día tras día, sobre como incrementa el paro y sobre como cierran las empresas minuto a minuto, con estadísticas comparadas por zonas, años y multitud de variables. Sobre como cada día se descubren nuevas bancarrotas y nuevos abusos financieros. Sobre las recetas que los gurus tienen para salvar la situación. A mi me maravilla que con la cantidad de gente que sabe lo que hay que hacer, las cosas no se solucionen más rápido. ¡Ah! Y si por la tarde me acercaba al bar del pueblo a tomarme una cañita y hojeaba la prensa, aparte de todo lo enunciado, me informaba de cómo en este país somos los primeros en todo: los primeros en consumo de drogas, los primeros en fracaso escolar, los primeros en desocupación, los primeros en maltrato, los primeros en falta de productividad…Me pongo de mala leche solo con recordarlo. Y todo eso ¿por qué? ¿que falla en la gente para que todo esto sea así?

Seguramente hay mucho de exageración, por la tendencia de nuestros periódicos a los titulares dramáticos, pero si que es cierto que las noticias no producen propensión al optimismo. Oye, frena, frena que yo también me estoy poniendo ya de mal humor. ¿Nos tomamos una caña?

Vale.